Walter Potter
“Sigue tras la justicia, la fe, el amor, la paz, con ellos quienes invocan al Señor de corazón puro.”
2 Timoteo 2:22 (JND)
Los hermanos más jóvenes en las asambleas tienen más grandes privilegios y mayores responsabilidades que quizás en cualquier otro momento en el pasado. Nunca antes ha sido tan difícil defender la verdad. Y se necesitará mucha energía espiritual y gracia del Señor para poder hacerlo. Entre los creyentes, por regla general, parece haber un creciente espíritu de muerte, enfriamiento y dejadez. Estoy convencido de que solamente se conservarán los que sigan en comunión.
Sin duda Satanás seguirá trayendo problemas, sucesivamente como las olas del mar, entre las asambleas. No hay mucho espacio para que él introduzca falsa doctrina donde los creyentes han sido reunidos por Su Espíritu y por Su gracia, y donde se encuentran “teniéndose de la Cabeza” (Col. 2:19). Más bien él busca cansar y agotar a los santos, como lo hará su instrumento en otro día (Dan. 7:25). Con el aumento de los problemas, muchos santos se cansarán y se darán por vencidos en el desánimo. Con aquellos que realmente no tienen un sentido de la presencia del Señor, cada nuevo problema tendrá su efecto. Sólo aquellos con sus ojos en el Señor se guardarán.
Muchos estarán tan angustiados y cansados por la creciente tormenta de problemas que buscarán descansar en un camino independiente y aislado. Levantarán las manos de puro cansancio y dirán: “¡Es inútil seguir adelante! ¡Es imposible! ¡Me separaré de todo y buscaré ser fiel a solas!”
Pero este no es el camino del Señor. Él tendrá un testimonio corporativo en la tierra hasta el fin (Apoc. 3:8). Este testimonio es colectivo, y no individual (aunque a menudo pueden haber individuos fieles a ese testimonio, quienes se encuentran aislados de otros). Pero la Palabra del Señor para un día de ruina, hasta el final, es: “Sigue tras la justicia, la fe, el amor, la paz, con ellos quienes invocan al Señor de corazón puro” (2 Tim. 2:22). Habrá siempre el “con ellos” mientras la iglesia (asamblea) esté aquí.
Una palabra hermosa en relación con esto se encuentra en el Salmo 119:63:
“Compañero soy de todos los que te temen, y de los que guardan tus preceptos.”
Recuerde también ese hermoso versículo en Malaquías 3:16:
“Entonces los que temían a Jehová hablaron cada uno con su compañero; y Jehová escuchó, y los oyó; y fue escrito un libro de memoria delante de él, a favor de los que temen a Jehová, y de los que piensan en su nombre.”
Se anhela, por la gracia, ser hallado fiel. Si yo dejara la presencia del Señor en Su mesa (no importa por qué motivo), ésta seguirá siendo la mesa del Señor. Mi abandono no la modificaría. Podría ser más fácil para la naturaleza liberarme de toda responsabilidad corporativa y caminar solo. Pero no es el camino del Señor. Seguramente Él sabe cómo recompensar a aquellos que buscan terminar su carrera en el camino de Su complacencia.