Índice de Contenidos
- Prefacio
- Capítulo 1: El propósito de Dios de tener un centro
- Instrucciones anticipatorias presentadas en Deuteronomio 12
- Deuteronomio 14:22-27
- Deuteronomio 16:1-8
- Deuteronomio 17:8-13
- Capítulo 2: El ‘Un Centro’ demarcado – ¿Fue Silo el centro?
- ¿Fue Silo el Centro?
- Cómo Dios determinó Jerusalén como el Centro
- Capítulo 3: Un Ataque a La Verdad del ‘Un Centro’
- Jeroboam el Hijo de Nabat
- La separación del ‘un centro’
- El Pecado de Jeroboam Hijo de Nabat
- Error en Ambos Lados
- Capítulo 4: La División y el Paso del Tiempo No cambian la Verdad del ‘Un Centro’
- Capítulo 5: Todo el Cuerpo en la Tierra Y Su Expresión
- Todo el Cuerpo en la Tierra
- Mateo 16:18
- 1ª. Corintios 12:26
- 1ª. Corintios 12:28
- Efesios 4:16
- Así también Cristo (1ª. Corintios 12:12
- Resumen
- Un Centro Espiritual como Expresión de Todo el Cuerpo en la tierra
- Hay una asamblea en la Tierra
- Un Caso de Santos Divididos en una Ciudad o en un Poblado
- Separarse es una Declaración de Rechazo como una Asamblea
- El Terreno Divino de Reunión en la Ruina de la Iglesia Subsiste
- Conclusión
- La Cena del Señor como Expresión de la Verdad De que hay un Cuerpo
- Comunión con la Mesa del Señor
- El Título “Señor”
- De qué forma una persona está en Comunión con la Mesa del Señor
- Todo el Cuerpo en la Tierra
- Capítulo 6: Hay Solamente Una Mesa del Señor Y Una Cena del Señor
- Los Apéndices
- Apéndice 1: Expresiones con Respecto A la Mesa del Señor
- Apéndice 2: Puede Haber Solamente Una Expresión del ‘Un Cuerpo’
- Apéndice 3: La Diferencia entre Cisma (o Desavenencia) y Disensión (o Herejía)
- Apéndice 4: La Presencia del Señor Y la Presencia del Espíritu
- Apéndice 5: Un Lugar en el Futuro
Prefacio
¡Qué maravillosa verdad irrumpió en mi corazón un día: que en el momento del llamamiento celestial (Hebreos 3:1) el Señor formó un centro espiritual para Su pueblo celestial tal como en el pasado Jehová tuvo un centro geográfico para Su pueblo terrenal! (lo cual será cierto nuevamente cuando Israel sea restaurado después que la iglesia sea retirada de la tierra; véase Apéndice 5).
Yo llegué a verlo como J. N. Darby (así como otros):
Lo que el templo era para un Judío, la reunión de los santos es para mí. [1]
Esta verdad de un centro espiritual había sido abandonada en la compañía Cristiana con la cual yo había estado asociado, una compañía formada por fusiones de grupos que se habían dividido previamente de aquellos reunidos al nombre de Cristo, sobre la base de que hay un cuerpo. Yo vi que yo no estaba a la mesa del Señor, sino a una mesa hecha por el hombre (comunión) y que el Señor no estaba en medio (Mateo 18:20).
Yo me reunía al nombre del Señor donde W. Begg residía, quien pronto demostró no sólo ser un hermano en Cristo, sino un amigo y consejero. Poco después de que yo me reuniese al nombre del Señor, él señaló dos veces, en público:
¡La cena del Señor está sobre la mesa del Señor, y ese es el único lugar donde está!
Esta frase, enigmática para mí en aquel entonces, se hizo evidente poco tiempo después cuando yo estaba leyendo privadamente y juntos 1ª. Corintios 10:18 y 1º. Reyes 12. Mi gozo en hallar también esta verdad fue compartido conmigo por mi hermano Begg mientras nos regocijábamos juntos. Yo vi, entonces, claramente, que esta verdad es consistente con el hecho de que puede haber solamente una expresión, en la práctica, de “todo el cuerpo”, visto en Efesios 4:16 como estando en la tierra. Además, yo descubrí posteriormente que tal verdad fue sostenida durante los años 1800 también. Por ejemplo, W. Kelly dijo:
En cuanto a la noción de que usted puede tener la cena del Señor sin la mesa del Señor, el pensamiento es indigno de Cristianos sobrios. Nosotros podemos diferenciar donde no debemos separar. Todas tales especulaciones no son más que el fruto de la ociosidad con una cierta pequeña actividad de la mente, pero no obstante, injuriosas para la fe y la práctica. [2]
Este tratado (ahora con un nuevo título, y aumentado) reafirma varias verdades sostenidas de manera formal, pero abandonadas por muchos. Que el Señor bendiga estas verdades para su alma y para la práctica de ellas.
Capítulo 1:
El Propósito de Dios de Tener un Centro
Introducción
El pensamiento de Dios de tener un lugar de Su elección salió a relucir en Génesis 22. Un holocausto fue designado por Él sobre uno de los montes de Israel que Él mostraría a Abraham. “El lugar” fue hallado por Abraham (Génesis 22: 3 y 4); y fue hallado en relación con el gran y precioso tipo — la ofrenda del hijo único. Esto requiere ciertamente (sí, ordena) la atención del corazón de los santos de Dios.
En varios capítulos de Deuteronomio, de Israel se dice que en aquella tierra, Dios escogería el lugar donde poner Su nombre y ellos fueron enseñados también acerca de la responsabilidad de ellos relativa a aquel lugar. Estas enseñanzas fueron bastante claras para los Israelitas. Deuteronomio 12 enseña claramente que Dios iba a erigir un centro de adoración para Israel y que el altar de Jehová estaría en aquel lugar (Deuteronomio 12:27).
Nosotros consideraremos partes de Deuteronomio 12, 14, y 16 las cuales establecen la verdad del ‘un lugar’ divinamente designado, haciendo eso en el espíritu de 1ª. Corintios 10:11. Nosotros queremos beneficiarnos de estas instrucciones. Estas cosas tienen su equivalente en el Cristianismo, aunque esto es muy poco entendido y a menudo resistido. La verdad del ‘un centro’ debe ser entendida y se debe actuar de acuerdo con ella si el Cristiano desea honrar a Dios de manera corporativa, conforme a Su voluntad. Existe ahora uno, un centro espiritual divinamente designado (Mateo 18:20). Puede ser que mi lector no esté en el lugar designado por Dios y desea saber cómo encontrarlo. Uno confía que estas páginas puedan ser usadas por Dios para su ayuda. Quizás el lector profesa estar ya en lo adecuado de Mateo 18:20. Que él examine entonces estas páginas y escudriñe las Escrituras si estas cosas son así; y si él encuentra que no está en el único centro designado, que él busque del Señor el camino correcto para sí mismo y los suyos. “Yo honraré a los que me honran.” (1º. Samuel 2:30).
Abraham había sido mandado a ofrecer a Isaac en “el lugar” (Génesis 22: 3 y 4). Cristo es ahora el centro en el lugar espiritual y la característica principal de ese lugar es que Cristo es recordado en Su muerte (Hechos 20:7; 1ª. Corintios 11: 23 al 26). Génesis 22 prefigura el aspecto de la muerte de Cristo expuesto en el holocausto, y esto señala ese centro de manera especial tal como veremos. En realidad, el holocausto dio su nombre al altar del holocausto. Esto es moralmente necesario y adecuado, porque el holocausto da carácter a todo. Pero eso ciertamente no es todo lo que señala el centro, así que pidamos gracia para poder entender el pensamiento de Dios, a partir de la lectura de las Escrituras, con respecto a Sus enseñanzas acerca de ello.
Instrucciones anticipatorias presentadas en Deuteronomio 12
Deuteronomio 12: 1 al 3 nos enseña que la idolatría es inconsistente con la verdad del ‘un centro’. No hay evidencia alguna de unidad en la idolatría. La idolatría tiene muchos lugares, o como dice el versículo 2, “todos los lugares.” Jehová tuvo la intención de tener uno, un centro designado divinamente que mandaría a todo Israelita sometido a Su palabra.
La idolatría es una cosa seria. Hay muchas formas de idolatría que los Cristianos niegan que son idolatría. Nosotros nos ofendemos de manera natural cuando se nos dice que algo con lo cual nosotros estamos relacionados es idolátrico. Pero nosotros sabemos que los Cristianos pueden tener ídolos (1ª. Juan 5:21). Es un error pensar que un ídolo es sólo una cosa física.
“Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación.” (1º. Samuel 15:23).
Noten bien que la adivinación y la idolatría son comparadas con la rebelión y la obstinación. Se trata de una consideración muy seria. El autor de la rebelión y la obstinación es Satanás. Vean, entonces, de qué manera los pecados de adivinación e idolatría están unidos con la rebelión y la obstinación. De modo que donde se encuentra idolatría y obstinación, no hay evidencia alguna de unidad. Múltiples ‘lugares de adoración’ son el resultado de la rebelión contra la Palabra de Dios. Ellos tienen su fundamento en la obstinación. Esta multiplicidad de ‘lugares de adoración’ es el resultado de la accionar de la carne, el mundo, y el Enemigo, en su ataque contra la verdad. El resultado de esto es que los pensamientos del hombre han sustituido el ‘un centro’ de Dios. Tampoco se trata de que la verdad es rechazada solamente donde las personas hablan de ‘lugares de adoración’. Cuidémonos de no reconocer la verdad del “un lugar” con nuestros labios mientras nuestro corazón y/o práctica están lejos de él.
Tomen nota de cuán completamente la idolatría debía ser destruida. El fuego fue aplicado y aun los nombres debían ser destruidos. Esto significó que no hay adaptación alguna de cualquier cosa idolátrica. Destruir el nombre implicó destruir la cosa, no adaptar la práctica pagana bajo un nombre nuevo.
En Deuteronomio 12:5 nosotros encontramos un pensamiento entrañable para el corazón de Dios: Su habitación. Dios no moró en medio de Su pueblo hasta que la redención, como tipo, se hubo consumado en el Éxodo. Entonces, tan pronto como el tabernáculo fue terminado, Jehová se apresuró, por así decirlo, a morar en medio de Su pueblo (Números 9:15; Éxodo 40). David entró en los pensamientos de Dios con respecto a esta habitación:
“Jehová, la habitación de tu casa he amado, Y el lugar de la morada de tu gloria.” (Salmo 26:8).
Vean asimismo Salmo 84. Dios tiene ahora una habitación.
“… en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.” (Efesios 2:22).
Como consecuencia de la glorificación de Cristo (Hechos 2:33) la iglesia fue formada (Hechos 2: 1 al 4) en el poder del Espíritu de Dios (1ª. Corintios 12:13; Hechos 1:5) enviado (Juan 14:26; Juan 16:7; Hechos 2:33; 1ª. Pedro 1:12) en Pentecostés. Dios formó esa habitación que incluyó a todos los sellados por el Espíritu. Pero debiese haber una evidencia de esta verdad en nuestro andar. Nosotros debiésemos responder a esto en nuestro andar. Nosotros debiésemos vivir la verdad en la práctica.
Hay cosas que Dios quiso que fuesen llevadas al lugar “que Jehová vuestro Dios escogiere de entre todas vuestras tribus, para poner allí su nombre” (Deuteronomio 12: 5 al 7). No se trataba acerca de ellos yendo allí a obtener algo. Ellos iban a ir llevando algo. Aquel “un lugar” era el lugar para regocijarse, “vosotros y vuestras familias, en toda obra de vuestras manos en la cual Jehová tu Dios te hubiere bendecido.” (Deuteronomio 12:7). La “obra” es la diligencia en la buena tierra, la tierra que fluye leche y miel; sí, la herencia. Esto es lo que produce las primicias, los diezmos, etc. (Deuteronomio 12:6). Ocuparse de Cristo y de Su amor, y oír la voz de Sus palabras, se traduce en crecimiento. ¡Que”La voz de mi amado! (Cantares 2:8) llene nuestros oídos, mentes y corazones, porque entonces nuestra ocupación con aquello que es divino, inamovible, eterno, y real, resultará en crecimiento; y nosotros tendremos holocaustos, sacrificios, diezmos, ofrendas elevadas, etc., para llevar al centro divino y nos regocijaremos delante de nuestro gran Dios y Salvador.
Nosotros debemos notar también cuán a menudo se insiste en que Jehová escogería el lugar. Fue una elección divina. No hubo nada voluntario acerca de ello. No se dejaría que el raciocinio o el discernimiento humanos de Israel encontrasen algún lugar. Jehová escogería (Deuteronomio 12: 11, 14, 18, 21, 26).
A continuación, nosotros debemos observar que Jehová Pone Su NOMBRE en un solo lugar (Deuteronomio 12: 5, 11, 21). Véase Salmos 122:4; Isaías 26:8; Mateo 18:20; Apocalipsis 3:8.
El último punto que consideraremos en Deuteronomio 12 es el altar de Jehová (versículos 27 y 28). Este tenía que ser instalado en el lugar que Jehová escogería. Observen, asimismo, que el holocausto es mencionado frecuentemente en el primer lugar en la lista de cosas llevadas al lugar único (Deuteronomio 12: 6, 11, 13, 14, 27). Esto era entrañable para el corazón de Dios. Oh, cuán entrañable debiera ser para nosotros — Cristo, Su holocausto. De qué manera estas palabras conmueven nuestras almas; “Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese.” (Juan 17:4). Ello habla de aquello que fue consumido completamente para Jehová. Ello representa el aspecto más elevado de la obra de Cristo. Él mismo ofreciéndose a Dios en olor fragante (Efesios 5:2), para Su gloria.
Tenemos, entonces, varias marcas para identificar el lugar único. Dicho lugar sería el centro de unidad donde la rebelión y la obstinación son depreciadas. Sería la habitación, la morada de Dios. Sería el lugar de regocijo donde los sacrificios, especialmente el holocausto, serían ofrecidos. Su nombre sería colocado allí. Por tanto, hay esta advertencia:
“Cuídate de no ofrecer tus holocaustos en cualquier lugar que vieres.” (Deuteronomio 12: 12 y 13).
Lea por favor Notas acerca de Deuteronomio por C. H. Mackintosh, páginas 121-138.
Deuteronomio 14: 22-27
Tenemos aquí una provisión de gracia para una circunstancia difícil. El camino podría ser largo al lugar que Jehová escogería para establecer Su nombre y, por consiguiente, al distante Israelita se le permitió convertir los artículos mencionados en Deuteronomio 14:23 en dinero. Pero él tenía que llevar el dinero al lugar escogido. La distancia no fue una excusa. El ‘un centro’ de Dios exigiría la presencia de todo Israelita.
Deuteronomio 16: 1-8
Deuteronomio 16: 5 y 6 nos permiten conocer que la pascua debía ser comida en el centro escogido. Obviamente, esta orden es aplicable cuando el lugar escogido fuese señalado realmente por Dios. Observen bien que ninguna pascua podía ser comida fuera del lugar escogido una vez que la presencia de Jehová estuviese allí. Las personas podían comer un cordero en Dan o Bet-El (1º. Reyes 12) y llamar a ello comer la pascua. Ello podía parecerse a la pascua. Aquellos que lo harían pueden haber creído sinceramente que sería la pascua. Cuando los de Dan (1º. Reyes 12) serían advertidos por los que estaban en el lugar divinamente designado para la única pascua, que Dios no reconocía lo que ellos estaban haciendo como la fiesta de la pascua, los tales podrían burlarse, y ridiculizar la verdad diciendo que los que estaban en el lugar único eran soberbios y arrogantes y que estaban haciendo ‘elevadas pretensiones’. En realidad, ello sería insistir en la verdad y los que estuvieran en Dan y Bet-el estarían comiendo una fiesta falsa a pesar de cualquier apariencia al contrario.
Deuteronomio 17: 8-13
Otra cosa destinada a caracterizar el ‘un centro’ fue el orden y la autoridad (no infalibilidad). Compárese con Mateo 10: 15 al 20.
Capítulo 2:
El ‘Un Centro’ demarcado
¿Fue silo el centro?
Los hijos de Israel levantaron la tienda de reunión (el tabernáculo) en Silo (Josué 18:1). Dicha tienda fue llamada la casa de Dios (Jueces 18:31) y en esta Escritura nosotros encontramos idolatría también en Israel. Silo estaba localizada en Efraín. 1º. Samuel 3 nos dice la condición de cosas en Silo. La mujer piadosa Ana, uno no puede sino creer, era una Nazarea para Dios (1º. Samuel 1:15) y el anhelo por el hijo varón (1º. Samuel 1:11) era el deseo de un corazón que estaba humillado debido al mal, mal permitido en Silo por Elí. Ciertamente ella no quería meramente un hijo para tenerle predilección y malcriarlo, tal como muchas lo hacen. Ella quería uno Nazareo desde el vientre (1º. Samuel 1:11). Ella era una Nazarea verdadera, una madre verdadera en Israel, una cuyo principal interés era la gloria de Dios. Ojalá que toda madre que es una Cristiana fuese así.
Pero Silo no fue el lugar escogido en cumplimiento de Deuteronomio 12 y 14. Nosotros consideraremos varias evidencias de esto porque alguna verdad muy necesitada por nosotros, el pueblo de Dios ahora, es ilustrada en el asunto.
La primera evidencia de que Silo no fue el lugar escogido es el hecho de que mientras la casa de Dios estuvo en Silo, se permitió que los holocaustos fuesen ofrecidos en otra parte. Deuteronomio 12 no permitía que los holocaustos fuesen ofrecidos fuera del lugar escogido. Las Escrituras siguientes hablan de holocaustos ofrecidos fuera de Silo: 1º. Samuel 7:9; 1º. Samuel 10:8.
La segunda evidencia es que Silo jamás fue escogido. Jeremías 7:12 dice que Dios hizo que Su nombre morase allí al principio. Es aleccionador que Silo estuviera situada en la parte de Efraín. Rubén había perdido, y Efraín había adquirido, el lugar del primogénito (Jeremías 31:9; 1º. Crónicas 5: 1 y 2) lo cual denota un cierto lugar de eminencia. Con el paso del tiempo una tensión había surgido entre las tribus de Efraín y Judá y esto no sin significado. Nosotros podemos aprender de este hecho (1ª. Corintios 10:11), si estamos dispuestos.
Nosotros vemos la tensión manifestada en Jueces 7:24; 8: 1 al 3; 12: 1 al 6.
Jueces 17 al 21 es un apéndice moral, por así decirlo, al libro de Jueces y los incidentes registrados en estos capítulos acontecieron en realidad más temprano en la historia de los Jueces, tal como se ve por el hecho de que un nieto de Moisés y un nieto de Aarón tuvieron una parte en las dificultades. Estos capítulos nos muestran los motivos morales para la decadencia registrada en el libro. Jueces 17 comienza con un Levita, un siervo de Dios, saliendo de la ciudad de Belén de Judá y yendo a la región montañosa de Efraín donde él llega a ser un sacerdote falso. ¿Cuál es el significado?
Judá significa ‘alabanza’; Efraín significa ‘fructífero’; Belén de Judá significa ‘casa de pan y alabanza’. Judá representa la adoración; Efraín representa el servicio. Sin embargo, el servicio fuera de su orden, tal como es tipificado en Efraín, representa el servicio llevado acabo en la energía de la carne. La lección en Jueces 17 es lo que resulta de sustituir la ‘adoración’ por lo ‘fructífero’, es decir, por el servicio. Muchos Cristianos caen en esta trampa. Casi parece que el servicio se ha convertido en un motivo de felicidad delante de Dios, o un terreno de acercamiento a Dios. El servicio debería emanar de la comunión. El Levita es el siervo del sacerdote. Recordemos siempre el orden divinamente constituido de estas cosas, o de lo contrario nos dejaremos atrapar por el espíritu de Efraín. ¿Cuál es ese espíritu?
Después que Dios hubo escogido a Jerusalén como el ‘un centro’ y único centro, una división en el reino de Israel se produjo en los días de Roboam el hijo de Salomón. Las 10 tribus del norte se marcharon con Jeroboam el cual estableció dos centros nuevos (1º. Reyes 12). Las 10 tribus del norte fueron llamadas a veces Efraín (Isaías 7:8; Oseas 5: 3, 5, 9, 13, 14). Efraín del cual se habla de esta manera llegó a ser una “torta no volteada” (Oseas 7:8), es decir, a medio cocer y parcial. Cuán a menudo aquellos cuya única ocupación es el ‘servicio’ se quejan acerca de otros acerca de los cuales ellos piensan que no son lo suficientemente activos, especialmente en la propia línea de servicio de ellos, la cual ellos parecen asumir que es el único servicio útil. De Efraín fue dicho que canas fueron halladas en él (Oseas 7:9). Estas canas en la cabeza, la sede de la inteligencia, denota decadencia en el discernimiento espiritual, hablando de manera típica. El servicio es bueno y Dios tiene siervos. Solamente que seamos nosotros cuidadosos de mantener las cosas en la perspectiva correcta y en el equilibrio correcto. El desarrollo de la actitud de Efraín en nuestras almas obra contra el hecho de ser hallado en el lugar único.
Finalmente, se afirma claramente que Dios no había escogido ciudad alguna para poner Su nombre allí antes del reinado de David (1º. Reyes 8:16). Así que Dios no había escogido Silo en Efraín. Dios no había escogido lo ‘fructífero’, es decir, el servicio, para Su morada. El servicio noesel pensamiento principal en relación con el lugar que Dios escogió. Es más bien Él mismo en medio de Su pueblo redimido habitando sus alabanzas. Dios rechazó Silo. Dicha ciudad fue sólo provisional y sacó a relucir el estado del pueblo.
“Los hijos de Efraín, arqueros armados, Volvieron las espaldas en el día de la batalla. No guardaron el pacto de Dios, Ni quisieron andar en su ley.” (Salmo 78: 9 y 10).
Además, nosotros encontramos la corrupción de la casa de Elí en Silo, y entonces Dios levantó a la piadosa Nazarea Ana para interceder por Su gloria, y para que ella pudiese dar a luz el hijo varón Nazareo para dedicarlo a Jehová todos sus días. Este mismísimo hijo fue escogido por Dios para ungir a David para ser el pastor de Su pueblo Israel. ¡Qué notable honor para Ana! ¡Qué poderosa respuesta a sus piadosos clamores a Jehová! ¡Que bienaventurada reprensión al Adversario! ¡Qué solemne lección para toda madre Cristiana!
El Salmo 78: 67 al 72 nos muestra que Silo en Efraín fue rechazada y no fue escogida. Dios escogió la tribu de Judá. Dios había escogido la alabanza. Dios había escogido la adoración como la cosa preminente. Nada satisface nuestros corazones y el de Dios como la adoración en el Espíritu (Filipenses 3:3). El Padre busca adoradores que adoren en espíritu y en verdad (Juan 4:23). Y Él tendrá en Su presencia un pueblo redimido que tendrá en el recuerdo eterno la Persona y obra de Su Hijo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios (Hebreos 9:14).
“Entonces mandó Ezequías sacrificar el holocausto en el altar; y cuando comenzó el holocausto, comenzó también el cántico de Jehová…” (2º. Crónicas 29:27).
Que Dios conceda a Su pueblo un incremento correcto y poderoso en la comprensión de lo que Cristo es para Dios y llenar así nuestras bocas con las mayores alabanzas de Dios (Salmo 150).
Cómo Dios determinó Jerusalén como el Centro
“Y dio David a Ornán por aquel lugar el peso de seiscientos siclos de oro. Y edificó allí David un altar a Jehová, en el que ofreció holocaustos y ofrendas de paz, e invocó a Jehová, quien le respondió por fuego desde los cielos en el altar del holocausto. Entonces Jehová habló al ángel, y éste volvió su espada a la vaina.”(1º Crónicas 21: 25 al 27).
“Y dijo David: Aquí estará la casa de Jehová Dios, y aquí el altar del holocausto para Israel.” (1º. Crónicas 22:1).
Jerusalén fue escogida en relación con David el gran tipo de nuestro Señor Jesús. El holocausto, la expresión de aceptación y la ofrenda de paz, la expresión de paz, fueron ofrecidos en el altar y David invocó a Jehová. Jehová le respondió con fuego enviado desde el cielo sobre el altar del holocausto.
¡Qué espectáculo! ¡Qué trascendental acontecimiento! El fuego de Jehová cayó sobre la ofrenda y la consumió. Jehová la aceptó. Jehová escogió la tribu de Judá, el Monte Sion al cual Él amó; y Él edificó Su santuario como un lugar excelso. Y Él escogió a David Su siervo (Salmo 78: 68 al 70).
“Y dijo David: Aquí estará la casa de Jehová Dios, y aquí el altar del holocausto para Israel.” (1º. Crónicas 22:1).
Dios señaló así Su elección de Sion mediante fuego enviado desde el cielo y David declara el lugar como la casa de Jehová. Aquí estaba ubicado el altar del holocausto para Israel del cual se habla en Deuteronomio 12:27 como el altar de Jehová.
Silo fue, entonces, provisional y sacó a relucir el estado del pueblo. Fue justamente así con respecto a Saúl. Él fue provisional también. Dios nunca le escogió, tal como veremos en breve. Y esto demostró la gran fuerza y el gran significado de escoger en Deuteronomio
12. Era la designación soberana de Dios de lo que era importante para Él, lo que era entrañable para Su corazón, lo que era precioso a Su vista. Él tuvo siempre delante de Él Su gloria en el unigénito Hijo manifestado en carne y exaltado sobre todos. Y por eso David, un tipo de Cristo, fue escogido. No se trató de un mero acto de providencia o provisión. El salmo 78:70 dice, ” Eligió a David su siervo”, el tipo del gran Pastor de las ovejas y el gobernador de la herencia de Dios.
La otra Escritura que nos dice que David fue escogido demuestra que Saúl no lo fue.
“Desde el día que saqué a mi pueblo de la tierra de Egipto, ninguna ciudad he elegido de todas las tribus de Israel para edificar casa donde estuviese mi nombre, ni he escogido varón que fuese príncipe sobre mi pueblo Israel. Mas a Jerusalén he elegido para que en ella esté mi nombre, y a David he elegido para que esté sobre mi pueblo Israel.” (2º. Crónicas 6: 5 y 6).
Por lo tanto, no es un asunto acerca de dónde, y cuándo, y qué fue escogido. Y todas estas Escrituras nos muestran la importancia inmensa de estos asuntos a los ojos de Dios, el cual tiene la gloria del Hijo delante de Él en todo ello. Dios designó, por tanto, el lugar para el nombre y la casa y el altar de Jehová. En lo sucesivo, esto designó el centro de la unidad de Israel (compuesta de 12 tribus). Todo Israelita que iría a aquel lugar según la instrucción de Jehová daría expresión a la adoración divinamente designada y a la unidad nacional. Él no podía confesar la unidad de Israel divinamente constituida de ningún otro modo sino yendo allí con su adoración y sus presentes.
Pero el altar no había sido edificado aún en la casa de Dios. Salomón fue el escogido para edificar la casa. Mientras tanto, los sacrificios eran ofrecidos aún fuera de Jerusalén. (1º. Reyes 3: 2 al 4).
Salomón edificó después la casa de Dios en Jerusalén y cuando él hubo terminado su oración, nosotros leemos,
“Cuando Salomón acabó de orar, descendió fuego de los cielos, y consumió el holocausto y las víctimas; y la gloria de Jehová llenó la casa. Y no podían entrar los sacerdotes en la casa de Jehová, porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Jehová. Cuando vieron todos los hijos de Israel descender el fuego y la gloria de Jehová sobre la casa, se postraron sobre sus rostros en el pavimento y adoraron, y alabaron a Jehová, diciendo: Porque él es bueno, y su misericordia es para siempre.” (2º. Crónicas 7: 1 al 3).
Y leemos después,
“porque ahora he elegido y santificado esta casa, para que esté en ella mi nombre para siempre; y mis ojos y mi corazón estarán ahí para siempre.” (2º. Crónicas 7:16).
En Jerusalén, entonces, estaba instalado el altar del holocausto para Israel. Las ofrendas debían ser llevadas allí (Deuteronomio 12 y 14). Que bueno fue para todo Israelita el hecho de estar relacionado con el centro divinamente escogido y designado. Después de esta elección de Sion, Dios no reconoció ningún otro lugar de reunión para que Su pueblo llevase los sacrificios. Dios fue exclusivo acerca de ello. Él presentó Su pensamiento mediante fuego enviado desde el cielo y mediante la palabra de David en cuanto a la ubicación. Él presentó Su pensamiento con respecto a las ofrendas de Israel en el lugar divinamente escogido por medio de Moisés.
C. H. Mackintosh menciona algo que nosotros podemos aprender de esto.
Jerusalén es y será el centro terrenal de Dios; pero ahora, la Iglesia de Dios no debería reconocer ningún otro centro más que el precioso e infinitamente glorioso Nombre de Jesús. “Donde están dos o tres congregados a mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.” (Mateo 18:20- JND) ¡Precioso centro! El Nuevo Testamento apunta sólo a esto, sólo a esto el Espíritu Santo reúne. No importa dónde nosotros estemos reunidos — en Jerusalén o Roma, Londres, París, o Cantón. No se trata acerca de dónde, sino de cómo.
Pero recuérdese, ello debe ser una cosa divinamente real. No tiene ninguna posible utilidad profesar estar reunidos en, o a, el bendito Nombre de Jesús, si no lo estamos realmente. La palabra del apóstol en cuanto a la fe puede ser aplicada con igual fuerza al asunto de nuestro centro de reunión. “¿De qué aprovechará si alguno dice” (Santiago 2:14) que está reunido al Nombre de Jesús? Jesús trata con realidades morales; y si bien es perfectamente claro que un hombre que desea ser fiel a Cristo es imposible que pueda consentir reconocer algún otro centro o algún otro terreno de reunión excepto Su Nombre, aun así, es bastante posible — ¡y es lamentable! cuán muy posible — que personas profesen estar en aquel terreno bienaventurado y santo, mientras sus espíritus y conducta, sus costumbres y modos de obrar, todo el curso de vida y el carácter, van a demostrar que ellas no están en el poder de su profesión.
Ay del hombre que presumía dar la espalda al lugar donde Jehová había puesto Su nombre. Habría sido rápidamente enseñado acerca de su error. Y si esto fue verdad acerca del pueblo terrenal de Dios, ¿acaso no es igualmente cierto para la iglesia y los Cristianos individuales? Ciertamente lo es. Nosotros estamos obligados, por los más elevados y sagrados imperativos, a rechazar todo terreno de reunión excepto el ‘un cuerpo’, todo centro de reunión excepto el Nombre de Jesús, todo poder de reunión excepto el Espíritu Santo, toda autoridad para reunirse excepto la Palabra de Dios. Que todo el amado pueblo del Señor en todas partes pueda ser conducido a considerar estas cosas, en el temor y amor de Su santo nombre. [3]
Otro punto a ser mencionado es esta declaración de Salomón en la dedicación del templo:
“Que estén tus ojos abiertos de noche y de día sobre esta casa, sobre este lugar del cual has dicho: Mi nombre estará allí; y que oigas la oración que tu siervo haga en este lugar. Oye, pues, la oración de tu siervo, y de tu pueblo Israel; cuando oren en este lugar, también tú lo oirás en el lugar de tu morada, en los cielos; escucha y perdona.” (1º. Reyes 8: 29 y 30).
Compárese con Mateo 18: 19 y 20.
Capítulo 3
Un Ataque a La Verdad del ‘Un Centro’
Jeroboam el Hijo de Nabat
Lectura Bíblica: 1º. Reyes 12
Se nos da un indicio del carácter de Jeroboam hijo de Nabat, un Efrateo (nota al pie de página de J. N. D.) en 1º. Reyes 11:27. Él se opuso a la reparación de las brechas en el muro. El muro habla de separación del mal; y de protección. Hablando de manera típica, a él no le gustaba el principio de separación del mal para el Señor.
Ahías el profeta declaró a Jeroboam que él obtendría el gobierno de 10 tribus. Jeroboam supo así que él sería el instrumento de disciplina de Dios sobre la casa de David. Pero esto se refirió sólo a una división política.
Salomón procuró matar a Jeroboam pero fracasó (1º. Reyes 11:40). Roboam, el hijo de Salomón, reinó en lugar de Salomón, pero él fue hecho rey en Siquem en vez del lugar donde Dios había escogido poner Su nombre. Habría sido mejor si él hubiese sido firme acerca de esto y condescendido en el asunto del yugo (1º. Reyes 12: 1, 10 al 14).
Nosotros nos enteramos, de la lectura de 1º. Reyes 12: 10 al 14, del aspecto humano de la ruptura del reino. Dios dice, esto lo he hecho yo (versículos 15 y 24). Es bueno que nosotros examinemos estas palabras constantemente y las consideremos. Algunas veces los Cristianos reaccionan de esta manera ante una división entre los santos de Dios: «Bueno, se trató de un asunto eclesiástico; o, ello fue causado por disputas; o, había una condición baja.» Dios dice, esto lo he hecho yo; y hasta que lo veamos tal como Él lo ve, nosotros no tenemos nada más que nuestros pobres pensamientos e inútiles opiniones que oscurecen el consejo sin entendimiento.
Tenemos, después, la ruptura política. El instrumento usado fue un Efrateo al cual no le importó la reparación de las brechas del lugar que Dios escogió para poner allí Su nombre.
La separación del ‘un centro’.
Jeroboam no confió en la palabra del Señor por medio de Ahías (1º. Reyes 11:31) y pensó que el reino volvería a la casa de David (1º. Reyes 12:26). Sus consideraciones personales causaron que él meditara el mal en su corazón (1º. Reyes 11:26) contra el centro divino, aunque inicialmente él mismo reconoció que la casa de Jehová estaba en Jerusalén (1º. Reyes 12:27). Pero él se aconsejó posteriormente a sí mismo que debía suprimir la verdad del ‘un lugar’, porque eso es lo que su conducta significó realmente. La ruptura fue política al principio y los Israelitas de las 10 tribus del norte tuvieron libre acceso a Jerusalén en los tiempos designados para llevar sus ofrendas. Él tomó consejo, por tanto, para asegurar que esto no resultara en la pérdida de su lugar personal. Se puede renunciar al lugar de Jehová, pero ¡no al lugar personal de uno!
El curso de acción adoptado no es infidelidad, sino corrupción. Él establece un segundo y un tercer centro. Parecería que en el asunto de los becerros (1º. Reyes 12:28) él cita Éxodo 32:4. El pueblo de Dios, en un curso de acción equivocado, lo justifica tergiversando la Escritura, a menudo de una manera absurda, sean ellos conscientes de la tergiversación o no. El lector puede pensar que una aplicación semejante de Éxodo 32:4 es absurda. Lo es; pero que el lector reflexione acerca de su propio curso de acción de tal modo que no lo justifique de una manera igualmente absurda, especialmente con respecto a resistir la verdad del ‘un centro’ divinamente designado, donde el nombre de Cristo está situado.
La senda en la cual Jeroboam se lanzó es la senda popular. Es la senda lejos del ‘un lugar’. Jeroboam significa ‘él multiplicará el pueblo’; y Nabat significa ‘hablaremos ociosamente’. Él instituyó los lugares populares, acomodadizos.
Él estableció dos centros más. Uno estuvo en Bet-El que significa “casa de Dios”. Hay imitaciones inteligentes de la verdad con algunos que rechazan la verdad del ‘un lugar’. Bet- El estaba situada muy cerca de Jerusalén y cualquier ‘tendencia’ en esa dirección tenía algo que satisfacía a ellos.
Dan estaba en el extremo norte del reino de Israel, es decir, del reino del norte bajo Jeroboam. Dan significa “juzgando’. Todas estas imitaciones de la verdad sonaron muy bien para muchos, sin duda.
Después, “instituyó Jeroboam fiesta solemne en el mes octavo, a los quince días del mes, conforme a la fiesta solemne que se celebraba en Judá.” (1º Reyes 12:32). ¡Oh, cuánta sutileza hubo en ello! Él instaló un altar falso el cual atacaba la verdad del altar de Jehová. Él estableció un centro competitivo que atacaba la verdad del ‘un centro’. Y ahora, yo deseo que el Señor imprima sobre mí, y sobre el lector, otra solemne consideración, a saber, que una fiesta falsa va junto con un altar falso; una fiesta fingida va junto con un altar fingido y un centro fingido. Además, ello fue un ataque sobre la unidad nacional de Israel y esas cosas que dieron expresión práctica a esa unidad nacional. No hay duda alguna acerca de que la cosa más profunda bajo ataque por el enemigo fue el testimonio que Israel rendía a
¡la unidad de Dios!
El Pecado de Jeroboam Hijo de Nabat
Dios consideró el pecado de Jeroboam como muy reprensible y lo reprobó de la manera más solemne. Es sorprendente encontrar cuántas referencias hay a este pecado y de qué manera muchos otros pecados fueron comparados con este. Es bueno, por tanto, que cada uno de nosotros prestemos atención a ello y consideremos nuestros caminos. Abajo hay un catálogo de referencias al pecado y a los caminos de Jeroboam.
Encontramos repetidamente las expresiones:
“los pecados de Jeroboam” (1º. Reyes 15:30; 16:31; 2º. Reyes 3:3; 10: 29, 31; 13: 2, 6, 11; 14:24; 15: 9, 18, 24, 28; 17:22)
“el camino de Jeroboam” (1º. Reyes 15:34; 16: 2, 19, 26; 22:52)
“con los cuales hizo pecar a Israel” (1º. Reyes 15: 30, 34; 16: 20, 26; 22:52; 2º. Reyes 3:3; 10: 29, 31; 13: 2, 6, 11; 14:24; 15: 9, 18, 24, 28; 23:15).
Véase asimismo 1º. Reyes 21:22.
Finalmente:
“Jeroboam apartó a Israel de en pos de Jehová, y les hizo cometer gran pecado.” (2º. Reyes 17:21).
Lea usted 1º. Reyes 13 y vea cómo Dios denunció aquel altar herético. Ninguna señal de comunión fue permitida por el varón de Dios de Judá. Sus instrucciones fueron firmes, sus órdenes fueron firmes, pero él oyó la voz condescendiente y el juicio cayó sobre él. Lea usted por favor El anciano profeta de Bet-El por J. G. Bellett.
¿Qué hizo que este pecado fuese el estándar mediante el cual medir otros pecados?
- En la práctica, este pecado negó la unidad de Dios. El testimonio de Israel era “Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. La idolatría niega esta verdad. Nosotros mencionamos que en Deuteronomio 12, el capítulo que habla tanto del ‘un lugar’, Dios comienza denunciando la idolatría.
- Negó la verdad del ‘un lugar’.
- Negó el nombre de Dios en el centro divino.
- Negó la acción soberana de Dios para llevar a Israel a aquel centro donde Él estaba presente.
- Negó la verdad del altar del holocausto.
- Negó que Dios moraba entre los querubines en medio de Su pueblo.
- Negó la fiesta verdadera para Israel.
- Negó la unidad nacional de Israel.
Un Israelita participando en la fiesta falsa ante el altar falso difícilmente puede haber tenido la intención de hacer las cosas erróneamente. Quizás había mucha ignorancia. Pero nosotros estamos hablando de la verdadera implicación de sus asociaciones, no de sus opiniones acerca de ello. De este modo, muchos Cristianos están atrapados en cosas de cuya seriedad y de cuyas verdaderas implicaciones ellos no son conscientes. Pero eso no altera en modo alguno los hechos.
Error en Ambos Lados
Muchas veces he oído a hermanos que están lejos del centro divino decir que los santos en varias compañías divididas están, no obstante, reunidos (¿congregados?) al nombre del Señor. Nosotros debemos recordar, ellos dicen, que hubo error en ambos lados.
Muchos que dicen eso parece que no condenan la posición de Betesda acerca de la base de este raciocinio. ¿E irán ellos tan lejos como para mitigar la posición Raven, a lo menos entre 1890—1908, encontrando error en la asamblea en Bexhill la cual rechazó al Sr.
Raven y en Greenwich por cobijarle? Lamentablemente, desgraciadamente, esto ha sucedido. ¿Qué será, entonces, lo siguiente?
En cualquier caso, nosotros tenemos un caso en el Antiguo Testamento de error en ambos lados. Roboam había errado (1º. Reyes 12). ¿Compartió Dios Su presencia en aquel entonces con los lugares en Dan y Bet-El (1º. Reyes 12 & 13)? Qué insensata idea. Quizás ustedes pensarán que no fue decoroso decir, para uno con semejante error como Roboam, lo que él hizo, tal como está registrado en 2º. Crónicas 13:11 (Compárese con Levítico 24:6). Pero fue la verdad lo que él declaró. Y la Escritura nos dice que él reinó 17 años en el lugar donde Dios había escogido establecer Su nombre allí (2º Crónicas 12:13). Ezequías reafirmó la verdad (2º. Crónicas 30) y el regreso del remanente bajo Zorobabel, Esdras y Nehemías lo reafirmaron. El argumento acerca del error en los dos lados es un artilugio usado para justificar ideas y prácticas no Escriturales y el hecho de estar en un lugar equivocado.
Capítulo 4
La División y el Paso del Tiempo No cambian la Verdad del ‘Un Centro’
Lectura Bíblica: 2º. Crónicas 30.
No hay registro de una Pascua inmolada fuera de Jerusalén después que el Templo fue edificado. Jerusalén fue el lugar donde Dios había escogido poner Su nombre; el altar del holocausto estaba ubicado allí. Solamente allí serían aceptadas las ofrendas y la Pascua sería una Pascua válida.
El reino del norte (las 10 tribus) no pudo celebrar una Pascua válida fuera de Jerusalén. Ellos no tuvieron un centro divinamente designado donde el nombre de Dios y el altar estuviesen. Ellos no estuvieron en comunión con el altar. 1ª. Corintios 10:18 dice explícitamente que un hombre está en comunión con un altar porque él come lo que está sobre él. Manifiestamente, aquellos que estaban en el reino del norte, que comían lo que era sacrificado sobre los altares falsos, estaban en comunión con esos altares y no estaban en comunión con el altar en Jerusalén. Fue inútil para ellos razonar tal como los Cristianos hacen ahora. Algunos Cristianos dicen, «Yo no estoy a la mesa de los demonios; por lo tanto, yo debo estar a la mesa del Señor.» Ello sería como un Judío del reino del norte diciendo, «Yo no estoy a la mesa de los demonios; por lo tanto, yo debo estar en el altar de Jehová.» ¿Ve usted la falsedad del raciocinio? Lo que nosotros queremos es la Escritura, no los raciocinios de la mente para justificar un curso de acción falso. Aquellos que estaban en el reino del norte no estaban relacionados con el centro y el altar divinos. Ellos tenían sus propios altares, tal como las sectas tienen sus propias mesas. Tampoco tenía el reino del norte la Pascua. Ellos tenían una fiesta falsa en imitación de la fiesta de Jerusalén. Ello fue ideado en el corazón del creador de división.
Hay varios principios divinos que nosotros consideramos que son enseñados en la Palabra de Dios. El primero es que ¡una corriente moral no se eleva jamás sobre su fuente ! Nada podía santificar los altares en el reino del norte, o incluso en Judea (2º. Crónicas 32:12). Ellos estaban corrompidos en la fuente. El segundo principio es que el paso del tiempo ¡no altera el carácter de una acción moral! ¿Acaso con el paso de los años el pecado de Jeroboam se volvió menos ofensivo? Generaciones más tarde, ¿fue él menos culpable? Generaciones más tarde, los que fueron herederos de sus acciones ¿tuvieron el altar de Jehová? ¿Se convirtió la fiesta falsa de ellos en la verdadera? Nosotros estamos soñando, o peor, si pensamos que podemos ignorar fácilmente lo que formó nuestra asociación en el pasado.
Con relación al llamamiento que Ezequías hizo muchos años más tarde a los que estaban en el reino del norte a que regresaran “a Jehová”, y a venir “a su santuario, el cual él ha santificado para siempre . . .” (2º. Crónicas 30:8), nosotros tenemos las útiles palabras siguientes de W. Kelly y después de C. H. Mackintosh.
Pero Ezequías no se satisfizo con esto (2º. Crónicas 30). Él envió “por todo Israel y Judá, y escribió cartas a Efraín y a Manasés, para que viniesen a Jerusalén a la casa de Jehová para celebrar la pascua a Jehová Dios de Israel.” Esto pareció, sin duda, una cosa muy audaz, y yo no tengo duda alguna de que ellos consideraron que el rey se estaba comportando de una manera muy presuntuosa. ¿Qué derecho tenía él para enviar a todo Israel? ¡Él era solamente el rey de Judá! ¿Por qué no debía él contentarse con su propio pueblo? Él estaba haciendo proselitismo. A ellos no les gustó esto. Pensaron que era extremadamente impropio llevarse los Israelitas a Jerusalén. Pero Ezequías estaba pensando en Dios. Ezequías estaba lleno de un sentido de lo que era adecuado a las demandas de Jehová. Jehová había establecido Su casa en un solo lugar para todo Israel.
Ahora bien, no hay nada que dé a una persona semejante audacia como esta, y no hay nada, asimismo, que ponga el amor a trabajar tan fervientemente como esto. Si nosotros meramente estamos contendiendo por nuestras doctrinas, parece más bien irregular esperar que otras personas las reciban. Si es meramente mi propia doctrina, sería mejor que me contentase con mis propios asuntos. Pero si se trata de la gracia de Dios, si se trata de la adoración de Dios, si se trata del camino de Dios, ¿no tiene ello una reivindicación sobre todos aquellos que son de Dios? En el momento en que usted entiende eso, usted puede avanzar; y usted puede apelar a la conciencia de todos los que pertenecen a Dios, acerca de que ellos deberían ser fieles a la voluntad y a la Palabra de Dios. Y lo que yo deseo que los hijos de Dios vean ahora claramente, y todos los hijos de Dios en la medida que a Él le agrade darle eficacia, es que ellos no están meramente establecidos sobre algo mejor de lo que otras personas tienen, sino sobre lo que es la voluntad de Dios, porque eso debe ser lo mejor de todo; y dado que ellos tienen el Libro de Dios, ellos pueden ver y son ellos mismos responsables de descubrirlo. Cualquier cosa que está aquí tiene un derecho sobre un hijo de Dios — y más particularmente en lo que se refiere a la adoración de Dios. Yo les concedo que en las cosas humanas lo que es del hombre tiene una reivindicación; pero no es así en las cosas divinas. “Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.”
Yo pienso que fue en este espíritu, por tanto, no tratando de ser un César sobre Israel, o incluso recordando a los Israelitas la fidelidad de ellos a él mismo, cosa que quizás él pudo haber hecho, que Ezequías actuó así. Él fue un hombre de fe, y sabía bien que había sido de parte de Dios la separación de las diez tribus de la casa de David; y por tanto, él no pidió a las tribus por su propia cuenta, sino que las pidió por Dios. Él envió “”por todo Israel y Judá” (2º. Crónicas 30). Y nosotros deberíamos hacer eso ahora. No debiésemos desear el mundo. Que los hombres procuren, si ellos desean, buscar el mundo y la adoración simulada del mundo. Que ellos busquen ‘las masas’, tal como ellos dicen. Que ellos tengan las masas si lo quieren, y si las masas son lo bastante débiles para seguirles. Pero la ocupación de la fe es convocar a todos los que tienen fe en el nombre del Señor, y hacer que ellos sigan Su Palabra. Eso hacía ahora Ezequías, según lo que Dios le dio. “Esto agradó al rey y a toda la multitud.” (2º. Crónicas 30:4). A lo que yo llamo a que usted preste atención de manera particular es a esto: nadie pensó en esto durante todos estos años — nadie pensó en esto excepto Ezequías. Mientras más usted se acerca a Dios, más usted ama al pueblo de Dios. Fue porque Dios era tan grande a los ojos de Ezequías que el pueblo de Dios era tan querido para Ezequías; y por eso él los reclamó para Dios, y los llamó a salir de sus abominaciones. “Y determinaron hacer pasar pregón por todo Israel, desde Beerseba hasta Dan, para que viniesen a celebrar la pascua a Jehová Dios de Israel, en Jerusalén; porque en mucho tiempo no la habían celebrado al modo que está escrito.” (2º. Crónicas 30:5). ¡Cuán rápidamente las personas se alejaron de lo que estaba escrito!
“Fueron, pues, correos con cartas de mano del rey y de sus príncipes por todo Israel y Judá, como el rey lo había mandado, y decían: Hijos de Israel,” — no meramente hijos de Judá, sino hijos de Israel — “volveos a Jehová el Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, y él se volverá al remanente que ha quedado de la mano de los reyes de Asiria. No seáis como vuestros padres y como vuestros hermanos, que se rebelaron contra Jehová el Dios de sus padres, y él los entregó a desolación, como vosotros veis. No endurezcáis, pues, ahora vuestra cerviz como vuestros padres; someteos a Jehová, y venid a su santuario, el cual él ha santificado para siempre.” (2º. Crónicas 30: 6 y 7). Los principios de Dios no cambian. Es todo un error aseverar que debido a que los apóstoles ya no están, la verdad de los apóstoles ha desaparecido. No es así; ella permanece, y para siempre. Ella es siempre vinculante para el pueblo de Dios. Del mismo modo aquí con el santuario en Jerusalén. “Pasaron, pues, los correos de ciudad en ciudad por la tierra de Efraín y Manasés, hasta Zabulón; mas se reían y burlaban de ellos.” (2º. Crónicas 30:10).
Tal como fue en aquel entonces, así es ahora. Mientras más verdad, mientras más ella es conforme a Dios, tanto más es el desprecio de los hombres que han escogido mezclar el mundo con Cristo. “Con todo eso, algunos hombres de Aser, de Manasés y de Zabulón se humillaron, y vinieron a Jerusalén.” (2º. Crónicas 30:11). De la manera y de los distritos más improbables, y donde probablemente nadie podía buscarlos, allí están aquellos que se han humillado y han venido. “En Judá también estuvo la mano de Dios para darles un solo corazón para cumplir el mensaje del rey y de los príncipes, conforme a la palabra de Jehová.” (2º. Crónicas 30:12). Y ellos se reunieron allí. “Y levantándose, quitaron los altares que había en Jerusalén; quitaron también todos los altares de incienso, y los echaron al torrente de Cedrón. Entonces sacrificaron la pascua, a los catorce días del mes segundo; y los sacerdotes y los levitas llenos de vergüenza se santificaron, y trajeron los holocaustos a la casa de Jehová. Y tomaron su lugar” — porque esto fue a consecuencia de que algunos no estaban preparados. Los sacerdotes no se habían santificado suficientemente. El mes segundo fue la amable provisión que Dios hizo en el caso de inmundicia en el desierto, tal como podemos ver en Números 9: 10 y 11. [4]
Y ahora, con referencia a las actuaciones del buen rey Ezequías, veamos de qué manera su fe fue considerada; señalemos cómo él fue tratado cuando procuró, conforme a su medida, llevar a cabo la verdad de Dios de manera práctica. Porque debe recordarse bien que él no quedó satisfecho con ofrecer el sacrificio por “todo Israel.” Él no meramente estableció el terreno en el cual el pueblo de Dios podía reunirse, sino que procuró reunirlos en él. Y observe de qué manera él hizo esto. “Y determinaron hacer pasar pregón por todo Israel, desde Beerseba hasta Dan, para que viniesen a celebrar la pascua a Jehová Dios de Israel, en Jerusalén; porque en mucho tiempo no la habían celebrado al modo que está escrito. Fueron, pues, correos con cartas de mano del rey y de sus príncipes por todo Israel y Judá, como el rey lo había mandado, y decían: Hijos de Israel, volveos a Jehová el Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, y él se volverá al remanente que ha quedado de la mano de los reyes de Asiria. No seáis como vuestros padres y como vuestros hermanos, que se rebelaron contra Jehová el Dios de sus padres, y él los entregó a desolación, como vosotros veis. No endurezcáis, pues, ahora vuestra cerviz como vuestros padres; someteos a Jehová, y venid a su santuario, el cual él ha santificado para siempre; y servid a Jehová vuestro Dios, y el ardor de su ira se apartará de vosotros. Porque si os volviereis a Jehová, vuestros hermanos y vuestros hijos hallarán misericordia delante de los que los tienen cautivos, y volverán a esta tierra; porque Jehová vuestro Dios es clemente y misericordioso, y no apartará de vosotros su rostro, si vosotros os volviereis a él. (2º. Crónicas 30: 5 al 9). Esto, si es entendido correctamente, fue un recurso muy conmovedor y muy poderoso. Ezequías toma el terreno más elevado, y haría que otros hicieran lo mismo. Él mismo estaba conscientemente en el terreno de Dios, y haría que otros lo ocupasen con él. Su vista reposaba sobre el Dios de Abraham — sobre la tierra de Judá — sobre Jerusalén — y sobre toda la nación del pueblo de Dios. A juicio de muchos, podía dar la sensación de presunción en Ezequías el hecho de emplear semejante lenguaje tan elevado, para hablar como si solamente él y los que estaban con él estuvieran en lo correcto, y todos sus hermanos equivocados. Pero eso dependería enteramente del espíritu en el cual la carta fuese recibida y leída. Para la soberbia y la auto-suficiencia semejante llamamiento fue absolutamente intolerable; pero donde hubo contrición y humildad verdaderas ella sería recibida con cordial aprobación. Así, de hecho, se demostró, tal como leemos en la Escritura que está ante nosotros. “Pasaron, pues, los correos de ciudad en ciudad por la tierra de Efraín y Manasés, hasta Zabulón; mas se reían y burlaban de ellos. Con todo eso, algunos hombres de Aser, de Manasés y de Zabulón se humillaron, y vinieron a Jerusalén.” (2º. Crónicas 30: 10 y 11).
Esto, hermanos, es exactamente como será para siempre. La fe y sus actuaciones serán motivo de burla por parte de aquellos que están en terreno falso, aquellos que están caminando sobre las chispas del fuego que ellos mismos han inflamado. Pero el corazón quebrantado y contrito obtiene la bendición que emana siempre del hecho de creerle a Dios Su palabra, y de actuar sobre Su verdad eterna. Aquellos que se sometieron humildemente al llamamiento de Ezequías se reunieron en el terreno de Dios, y reconocieron el centro de Dios. Ellos no dijeron, «Es vano tomar semejante terreno elevado teniendo en cuenta la real condición de la nación. Es descabellado y una presunción que Ezequías intente llevar a cabo tales principios en medio de la ruina desesperanzada de la nación.» No, ellos “se humillaron, y vinieron a Jerusalén.” En verdadera humillación de mente ellos se reunieron para llevar a cabo el objetivo de Dios — a saber, celebrar la pascua. [5]
La verdad del ‘un lugar’ es aplicable en época de remanente. Nehemías 1:9 habla de la reunión de Israel de regreso al lugar escogido aunque estuviesen dispersos hasta el extremo de los cielos, tras su arrepentimiento. ¡La verdad permanece a pesar del fracaso del hombre! Es falso decir que debido a que la división ha entrado allí hay, por tanto, muchos centros; o que el ‘un centro’ está realmente en muchos lugares; o que todo ha fracasado y eso lo cambia todo.
El libro de Esdras registra la reedificación del templo, aunque no conforme a su gloria anterior (Hageo 2: 3 al 7). No obstante el fracaso general, la verdad de Dios del ‘un lugar’ permaneció. Fue algo ocioso que otros alegaran lo contrario debido a la ruina. Ello sería meramente una excusa para no obrar de acuerdo con la verdad. Algunos obraron de acuerdo con la verdad; y así como en el templo de Salomón doce panes estaban sobre la mesa del pan de la proposición, así en Esdras 6:17 nosotros leemos acerca de “doce machos cabríos en expiación por todo Israel, conforme al número de las tribus de Israel.
No hay duda alguna de que el pensamiento del ‘un lugar’ era precioso también para el remanente que esperaba al Señor (Lucas 2).
Conclusión
Nosotros hemos analizado la verdad del Antiguo Testamento acerca del ‘un centro’ divino para Israel donde la unidad de Israel era expresada. Esto es visto también en los doce panes sobre la mesa del pan de la proposición. Los 12 panes sobre la mesa expresaban la unidad de Israel nacionalmente como estando compuesta de 12 tribus. Después de la división de las 10 tribus del norte los sacerdotes continuaron poniendo 12 panes sobre la mesa en Jerusalén. Hoy en día, nosotros tenemos un solo pan el cual denota que los Cristianos son un solo cuerpo (1ª. Corintios 10:16 y 17). En el capítulo siguiente nosotros veremos que el cuerpo es visto como estando en la tierra, en actividad y consideraremos de qué manera se da expresión en la práctica a la verdad de que hay un solo cuerpo.
Capítulo 5
Todo el Cuerpo en la Tierra Y Su Expresión
Todo el Cuerpo en la Tierra
Algunas veces en la Escritura la palabra “cuerpo” refiriéndose al cuerpo de Cristo, es usada para describir algo que está en la tierra que no significa la asamblea local y no incluye a los santos que están con el Señor en lo alto. Y, si bien la palabra “asamblea” (iglesia) es usada a menudo como algo que es local, esta palabra es usada también para describir algo que está en la tierra que es más grande que la asamblea local pero que no incluye a santos que están ahora con el Señor. Estos usos Escriturales de la palabra “cuerpo” y “asamblea” es negado por algunos que están implicados en la doctrina errónea de la independencia de las asambleas locales. A decir verdad, la Escritura usa la designación ‘asamblea de Dios’ (o iglesia de Dios) no sólo acerca de la reunión local en un lugar sino también de la asamblea de Dios en la tierra, de la cual la asamblea local es la expresión del todo, en el lugar donde ella está. El hecho de que la asamblea local es una expresión de toda la asamblea en la tierra indica que la asamblea de Dios en la tierra no es vista como una suma de las asambleas locales. Observe usted que en la Escritura la palabra “miembros” es usada siempre en relación con el cuerpo y la Cabeza. No se encuentra en la Escritura una cosa tal como una membresía local. Nosotros examinaremos aquí algunos puntos en relación con estas verdades.
Mateo 16:18. Mateo 16:18 es reconocido generalmente por todos como un pasaje que se refiere a lo que Cristo hace y habla, por tanto, acerca de lo que es verdadero, y no incluye la falsa profesión de Cristianismo. Actualmente, parte de la asamblea está en la tierra y parte está en el cielo. Se objeta que la Escritura no habla de esa manera, a saber, que parte está en el cielo y parte está en la tierra. Pero no se apresure. En primer lugar, nosotros vemos en este pasaje que los creyentes que están en la tierra están en esta asamblea de la cual se habla aquí. En segundo lugar, ello deja espacio para lo que veremos abajo, que la Escritura presenta de manera muy cierta una visión de la asamblea como estando en la tierra.
Mateo18:20.Esta Escritura tiene la asamblea local en perspectiva. Pero ella tiene relación con más de lo que es local, aunque este no es nuestro tema justamente ahora.
1ª. Corintios 15:9; Gálatas 1:13.
“Perseguí a la iglesia de Dios.” (1ª. Corintios 15:9). “Perseguía sobremanera a la iglesia de Dios.” (Gálatas 1:13).
¿Qué era la cosa que Pablo perseguía sobremanera? Él dijo que era “la iglesia (asamblea de Dios.” Esta persecución Pablo la llevó a cabo en muchos lugares (Hechos 26:11).
Las palabras “la asamblea (iglesia) de Dios” están siendo usadas aquí acerca de algo que es más que una asamblea local, algo que es más grande que una asamblea local, pero no incluye a santos que están en el cielo. Algunos Cristianos ya habían muerto (así que ya estaban en el cielo) cuando Pablo estuvo llevando a cabo la persecución de “la iglesia (asamblea) de Dios.” Aquellos que ya estaban en el cielo no estuvieron siendo perseguidos allí en el cielo. De modo que la Palabra de Dios sí usa, de hecho, la expresión “la asamblea (iglesia) de Dios” para describir algo que no es la asamblea local, y a la cual Pablo persiguió en la tierra, aunque algunos Cristianos estaban ya muertos y en el cielo, donde no podían ser perseguidos. Pero qué si alguien hiciera las siguientes objeciones, tal como han sido hechas:
Usted usa el argumento de que Pablo no pudo perseguir Cristianos que estaban en el cielo. Eso no es Escritural para Cristo ya que Él mismo dijo a Pablo en el camino a Damasco, “¿por qué me persigues?” (Hechos 9:4). ¿Qué quiso Él decir? Nosotros sabemos que Él dirá en un día venidero a los que estén en el juicio de las naciones, “De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.” (Mateo 25: 40 y 45). Cualquiera que persigue a un Cristiano persigue a Cristo, y dado que todos los creyentes son miembros de Su cuerpo, cualquiera que persigue a un Cristiano los persigue a todos ellos. Esa es la verdad de la unidad del cuerpo. Este cuerpo no puede ser dividido, “si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él” (1ª. Corintios 12:26). Es en este sentido que Pablo dijo que él perseguía a la iglesia (el cuerpo). No sería razonable conjeturar que Pablo dijo que él persiguió a todo Cristiano que estuvo vivo en aquel momento. Cuando él escribió 1ª. Corintios 15:9 y Gálatas 1:13, él entendía claramente que el cuerpo era una unidad y que cuando él estaba persiguiendo a un miembro él estaba persiguiendo a todo el cuerpo. Si un miembro en particular estaba en la tierra o en el cielo o ni siquiera había sido salvo [aún] era intrascendente.
El lector debería considerar cuidadosamente la manera en que el intento de eludir la verdad es llevado a cabo. A tales argumentos, las siguientes respuestas pueden ser hechas:
Ovejas, cabritos y hermanos del Rey nada insinúan acerca de cómo un cuerpo funciona. Mateo 25:31 tiene referencia al juicio de las naciones que están vivas con anterioridad al milenio y los “hermanos” son allí el remanente creyente de Israel. La relación de Cristo con el remanente de Israel no es la de la Cabeza con los miembros del ‘un cuerpo’.
Cristo estaba en el cielo cuando Pablo perseguía a la asamblea de Dios, pero el asunto en cuestión es donde estaba localizada la asamblea que Pablo perseguía, no donde estaba la Cabeza. Donde estaba Cristo no es directamente relevante para ese asunto. La Escritura afirma que la Cabeza es perseguida cuando los miembros en la tierra son perseguidos, pero en ninguna parte dice que los miembros que están en el cielo (es decir, no la Cabeza) son perseguidos cuando los miembros que están en la tierra son perseguidos.
Cuando Pablo estaba persiguiendo a un miembro, él estaba persiguiendo a todo el cuerpo visto como algo en la tierra más grande que la asamblea local pero no incluyendo santos que ya estaban en el cielo. ¿No es asombroso ver de qué manera la objeción involucra una en lo que es tan falso, a saber, que Pablo perseguía a los santos que estaban en el cielo?¿Y por qué el objetor hace esta absurda aseveración? Lo hace porque, de lo contrario, este asunto significaría que había algo en la tierra que es llamado “la asamblea de Dios” la cual es más grande que la asamblea local. Y estas objeciones son necesarias para negar este gran hecho. Observe también de qué manera 1ª. Corintios 12:26 es introducido para
reforzar el falso punto de vista. La objeción arriba citada, ¿acaso no reúne realmente la persecución de Pablo de “la iglesia de Dios” (reconociendo de manera implícita que esta es más grande que la asamblea local) y relacionando eso con 1ª. Corintios 12:26, que “si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él”, implicando así que ellos están padeciendo en el cielo?
La última frase arriba citada usa la palabra ‘intrascendente.’ En realidad es muy trascendente el hecho de que los santos que están en el cielo no son perseguidos ni padecen. La consecuencia de esto es que nosotros tenemos presentada en la Escritura algo que está en la tierra que es más grande que una asamblea local, y este gran hecho se opone a la errónea doctrina de la independencia de las asambleas.
1ª. Corintios 12:26. De particular importancia es 1ª. Corintios 12:26, ¿Es aplicable este versículo a miembros del cuerpo en el cielo? En otras palabras, cuando Pablo escribió que si un miembro en la tierra está padeciendo, entonces TODOS los miembros padecen,
¿estaba Esteban el mártir padeciendo en el cielo? A esta pregunta el autor de las objeciones arriba citadas respondió lo siguiente:
La Escritura no dice eso y nosotros no tenemos derecho alguno a inferir eso. El pasaje en 1ª. Corintios 12:26 es diferente de los versículos 27 al 31. Los versículos 14 al 26 son una discusión acerca del cuerpo humano y sus miembros. La verdad relativa a los miembros del cuerpo humano es aplicada solamente a manera de principio al cuerpo espiritual de Cristo. Sin afirmar específicamente de qué manera los miembros que están en el cielo responden a los miembros que están en la tierra nosotros podemos asumir, yo supongo, que el principio es verdadero. En el reino espiritual las cosas son bastante diferentes que en el físico. Yo no tendría problema alguno con el pensamiento de que creyentes en el cielo son afectados por creyentes en la tierra o viceversa. Para nosotros es difícil obligar a las criaturas a entrar en el fenómeno espiritual con algún grado de confianza. Ciertamente nosotros sabemos que Dios, el cual es espíritu, está íntimamente preocupado acerca de los afanes de Su pueblo en la tierra. A nosotros se nos ordena, por otra parte, tomar en cuenta lo que los ángeles piensan acerca de la manera en que las cosas son hechas en una asamblea en la tierra (1ª. Corintios 11:10). Nosotros sabemos que ninguno de los creyentes que está en el cielo está padeciendo, pero yo estoy seguro que ellos ciertamente son capaces de padecer de manera empática. Se nos dice que cuando un creyente se arrepiente en la tierra hay gozo en la presencia de los ángeles y yo esperaría que eso signifique que los santos en el cielo se regocijan por el hecho de que pecadores son salvados en la tierra.
He aquí más ejemplos de lo que se requiere para deshacerse de los hechos no deseados de la Escritura. A lo que esto añade es a la expresión de que ‘la iglesia perseguida’ corresponde a ‘padecer de manera empática’. Él ha inventado dos clases de padecimientos para 1ª. Corintios 12:26. En el cuerpo humano, cuando un miembro sufre una lesión, entonces todo el cuerpo puede sufrir mucho más que de manera meramente empática: fiebres, escalofríos, sudores, cese de funciones normales que están lejos del lugar de la lesión, etc. Regocijarse por los pecadores salvados, estar interesados al igual que los ángeles en de qué manera las cosas son hechas en otra parte, empatía, etc., no añaden al ‘padecimiento’ en el cielo. Esto es reconocido incluso por el autor de las objeciones de arriba, el cual escribió:
No, yo no dije que si un miembro en la tierra padece entonces los miembros en el cielo padecen igualmente.
Pero esto estaba ciertamente implicado en la primera cita misma. Afirmar que 1ª. Corintios 12:26 no puede dar a entender el cuerpo en la tierra (“todo el cuerpo” de Efesios 4:16) distorsiona 1ª. Corintios 12:26, versículo que sí tiene en cuenta el cuerpo en la tierra. La verdad es que si un miembro padece, TODOS los miembros padecen (o se duelen) realmente con él. Se trata claramente de “todos” porque el versículo lo afirma así. Por lo tanto, este padecer no es en el cielo, sino en la tierra. La implicación es que hay una visión que la Escritura presenta del cuerpo aquí en la tierra en actividad.
1ª. Corintios 12:28. En el mismo pasaje (1ª. Corintios 12) donde hemos visto una clara indicación de que está presentada una visión en la Escritura del cuerpo aquí en la tierra (1ª. Corintios 12:26), la Escritura nos presenta también una visión de la iglesia en la tierra:
“Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas.” (1ª. Corintios 12:28).
1ª. Corintios 12:28 trae así ante nosotros la asamblea en la tierra en la cual Dios ha puesto apóstoles, profetas, maestros, etc., y que esta referencia a la iglesia no es ni a una asamblea local ni tampoco a algo que incluye a los que están en el cielo. Se trata de la asamblea en la tierra; de hecho, “la iglesia (asamblea) de Dios” que Pablo perseguía — y esta es una enseñanza de la Escritura que es a menudo no aceptable.
Efesios 4:16.
“. . . de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.”
La fuerza de las palabras “todo el cuerpo” nos dice que cada una de las partes de aquel cuerpo completo está trabajando para el crecimiento del cuerpo. Al igual que las Escrituras arriba citadas, Efesios 4:16 se refiere a algo que está en la tierra en intensa actividad, a saber, el cuerpo de Cristo en la tierra. La verdad inmediatamente obvia de este versículo contradice la negación de que la asamblea de Dios en la tierra puede ser vista como un cuerpo completo en la tierra, no incluyendo a los santos que están ya en el cielo. Su clara afirmación no es una interpretación añadida a la Escritura. Aquí está lo que el objetor escribió, el cual hemos citado arriba:
Una lectura cuidadosa del versículo revelará que el argumento de todo el pasaje es que el cuerpo se ha de desarrollar en amor. Yo no pienso que los santos en el cielo han alcanzado lo máximo con respecto a eso. Ellos están creciendo en amor aún. La única diferencia entre ellos y nosotros es que ellos no tienen que lidiar con la carne tal como nosotros lo hacemos. . .
Aquí está nuevamente otro ejemplo del hecho de procesar mentalmente la Escritura. Él está determinado a hacer que los santos que están en el cielo entren en esto tal como en el caso de los santos padeciendo, y “la iglesia de Dios” siendo perseguida por Pablo. Nosotros vemos el texto del versículo leído a través de los ojos de uno que apoya la independencia de las asambleas de tal forma de hacer que el versículo esté de acuerdo con sus ideas a toda costa. Él procura atenuar el penetrante filo mediante el cual este versículo horada el sistema de independencia de las asambleas. El pasaje afirma: “todo el cuerpo” y él quiere incluir a los santos que están en el cielo en esto, o de lo contrario el versículo significará, tal como es evidentemente cierto, ¡el cuerpo en la tierra! El versículo es acerca de que “todas las coyunturas se ayudan mutuamente” en actividad “según la actividad propia de cada miembro.” Este es el cuerpo funcionando, cada miembro de él. Esto no es interpretación, sino lo que el texto afirma. O bien aceptamos lo que el texto afirma o bien tratamos de explicarlo según nuestra propia interpretación. Es obvio que estando frente a él, el versículo se refiere al ‘funcionamiento de cada miembro conforme a su medida’ aquí en la tierra, no en el cielo.
Cuan sencillo es, realmente, ver que 1ª. Corintios 12:26 se relaciona con esto: “si un miembro padece, todos los miembros se duelen con [él] . . .” Es ese mismo cuerpo en la tierra. Nada de esto contradice el hecho de que hay otra visión verdadera del cuerpo visto en su integridad, en la gloria. Toda Escritura es perfecta en su lugar. Estas Escrituras de las cuales nosotros hemos estado hablando tienen su repercusión y aplicación también — y ellas demandan que nosotros procuremos practicarlas a pesar de nuestro fracaso, no explicarlas.
Así también Cristo (1ª. Corintios 12:12. El tema que está ante nosotros es muy amplio pero el objetivo es mantener breve este tratado. Pero nosotros debemos dar una mirada a una Escritura más antes de continuar.
“Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo.” (1ª. Corintios 12:12).
Este es el mismo cuerpo del cual nos enteramos en 1ª. Corintios 12:26 que se duele (o padece). No se trata de santos en el cielo. Se trata del cuerpo en la tierra y la Cabeza en el cielo, visto como “el Cristo.” La Escritura no ve a los santos en el cielo en la actividad actual del cuerpo. La Escritura sí presenta una visión del cuerpo en sus actividades aquí, y esto tiene una repercusión sobre nuestra responsabilidad al dar expresión a la verdad de Dios en nuestra práctica.
Laodicea y Tiatira. Y, finalmente, con respecto a Laodicea y Tiatira, al objetor arriba citado se le formuló la siguiente pregunta: «Dado que Laodicea era ‘una verdadera asamblea local’, como se demuestra, usted dice, por el llamamiento al arrepentimiento, entonces eso significaría que Tiatira era una verdadera asamblea local también, como llamada a arrepentirse. ¿Usaría usted cartas de recomendación a y desde tales asambleas como Laodicea y Tiatira si estuvieran en ciudades cercanas a donde usted vive?» Él respondió:
Definitivamente yo espero que nosotros recibiéramos personas recomendadas de cualquiera de las dos. Su recepción podría ser con algunas condiciones anexas tal como tener permiso para predicar falsa doctrina.
Esta indiscreción en la recepción es consistente con el sistema de independencia de las asambleas. Los tales reconocerían cartas de recomendación desde Tiatira y Laodicea como cartas válidas viniendo de asambleas consideradas como estando reunidas al nombre de Cristo. Ellos saben que hay doctrina funesta tolerada en Tiatira, y aun así recibirían una carta de recomendación y a la persona recomendada — con la salvedad, quizás, que a dichas personas no se les permitiese enseñar falsa doctrina. Y de ello se sobreentiende que la persona no fue leudada por estar en la asamblea de Tiatira. Los tales tienen la doctrina de Betesda. [6] Ellos sostienen que una persona no está leudada por partir el pan con personas leudadas. Ellos sostienen que una asamblea no puede ser leudada hasta que toda persona en ella haya asimilado personalmente la levadura. Estas cosas son el resultado de sus puntos de vista, y negar estas consecuencias de sus criterios no cambiará el hecho de que sus doctrinas sí tienen tales consecuencias, a lo menos para aquellos que tienen ojos para ver el mal de esto. La independencia es un sistema que mitiga y/o elimina la responsabilidad para asociaciones funestas. Hay algunas agrupaciones de aquellos que se aferran a la independencia, y hay algunas variaciones en los criterios en cuanto a cómo tratar el tema de la levadura leudando la masa; pero el resultado final es el mismo, con independencia de lo rigurosa que sea la forma que algunos pueden preferir con respecto a cómo llegar allí.
Los capítulos 2 y 3 de Apocalipsis son usados por los hermanos independientes para apoyar la independencia, lo cual tiene consecuencias resultantes y nosotros podemos apreciar la franca respuesta de arriba acerca de Tiatira y Laodicea. Estaría fuera del propósito de este breve tratado dedicarnos a ese entero tema en este momento. [7] J. N. Darby escribió en su magistral examen de Pensamientos acerca del Apocalipsis de B. W. Newton en 1845:
Y si Él estaba caminando entre los candeleros juzgando, fue claro que no eran los candeleros como el tipo divino de lo que ellos eran en los pensamientos de Dios lo que Él juzgaría. Los candeleros eran la idea de Dios acerca de ellos. El informe es de las cosas que son — lo que el hombre había hecho realmente con ellas aquí abajo. Cristo trajo judicialmente lo que el Espíritu vio que tenía que ver con lo que el hombre produjo. [8]
Resumen. Con el fin de parecer tener el apoyo Escritural para rechazar la verdad de que la Escritura presenta la visión de un cuerpo en la tierra, y también de la asamblea en la tierra, la siguiente táctica fue usada:
- Mateo 25: 40, 45 fue arrastrada a la discusión, lo cual tiene que ver con el remanente Judío. Y estos versículos fueron usados en un esfuerzo para refutar la afirmación de que Pablo no persiguió a Cristianos que estaban en el cielo (compárese con 1ª. Corintios 15:9; Gálatas 1:13). Hubo fracaso en mostrar que Pablo persiguió a Cristianos en los cielos aunque se dijo, «Usted especifica que Pablo no pudo perseguir Cristianos que estaban en el cielo. Eso no es Escritural porque Cristo mismo dijo a Pablo en el camino a Damasco “¿por qué me persigues?”» No se demostró que debido a que la Cabeza lo siente, los santos en el cielo eran perseguidos por Pablo. La cosa que Pablo persiguió es “la iglesia (asamblea) de Dios”, y obviamente, esa está en la tierra. Ese hecho destruye la independencia de manera obvia.
- Después, un ‘padecimiento empático’ de los santos en el cielo fue presentado para eludir la fuerza de “si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él” como significando en la tierra solamente. Esto reconoce implícitamente que no es la asamblea o iglesia local, o cuerpo local, lo que se da a entender (no existe tal cosa como un cuerpo local) — sino que esto es necesario para librarse del hecho de que esto es sólo en la tierra, porque de otro modo ello significa que la Escritura sí presenta una visión del cuerpo como estando en la tierra. Y ese hecho también destruye la independencia.
- 1ª. Corintios 12:28 habla también de este asunto porque los dones no son designados o puestos en el cielo ni tampoco en una asamblea local. Dios los puso en la asamblea en la tierra.
- A continuación, dado que Efesios 4:16 habla de “todo el cuerpo”, y a pesar del hecho de que dicho versículo habla de cada una de las parte funcionando, mostrando que “todo el cuerpo” tal como es contemplado en la Escritura significa aquí en la tierra, el sistema de independencia de las asambleas requiere eludir el significado. Así que el texto es estudiado más y el resultado de semejante estudio es introducir en esto la noción de santos creciendo en amor en el cielo, como para hacerlos entrar en lo que es dado a entender por “todo el cuerpo.” Y de este modo los Cristianos se satisfacen a sí mismos de que se han librado del pensamiento de “todo el cuerpo” en actividad, funcionando, en la tierra. El hecho es que la verdad de esto destruye la independencia.
- Finalmente, los puntos de vista acerca de Laodicea y Tiatira muestran la concreción práctica de la independencia tratando con (o más bien rehusando tratar con) asociaciones funestas.
Las Escrituras enseñan la Responsabilidad Local No la Independencia Local
Un Centro Espiritual como Expresión De Todo el Cuerpo en la tierra
Es evidente que Israel como una nación tenía un centro nacional de adoración en una ubicación geográfica — Jerusalén. Esto estará vigente nuevamente durante el milenio. Israel tiene un llamamiento terrenal. En la época actual ha sido intercalado el “llamamiento celestial” (Hebreos 3:1), desde la cruz y hasta el arrebatamiento. Este llamamiento no es un llamamiento terrenal, nacional. En relación con el llamamiento celestial, no hay ningún centro nacional, ningún centro geográfico. Nosotros no debemos considerar el tema de nuestro centro como si este es geográfico. Este centro es, más bien, un centro espiritual. Corresponde a todo el cuerpo en la tierra. Hay un único centro para nosotros tal como no hubo más que un centro para Israel. A continuación hay varias citas de J. N. Darby, con algunas observaciones al respecto.
Hay una asamblea en la Tierra.
El principio o terreno de reunión es el de todos los santos siendo uno en Cristo, y como tal, formando la ‘una’ iglesia de Dios en la tierra. Los Cristianos han perdido este principio, y ha sido recuperado; por eso ha sido muy, y acertadamente, expuesto. [9].
Hay una Analogía Entre el Centro Divino en Jerusalén en el Orden Terrenal y la Asamblea en el Orden Espiritual Actual.
Ahora bien, en cuanto a una o dos objeciones que usted hace. Usted se refiere primero a Israel. Hubo abuso, usted dice, pero ellos no debían abandonarlo. En primer lugar, nosotros no somos Judíos sino Cristianos. El Judaísmo era una nación elegida; no podía haber tal cosa como abandonarlo: el Cristianismo no lo es, sino que es una reunión de santos. Dios no ha registrado Su nombre en la nación inglesa; pero donde están dos o tres congregados a Su nombre, allí está Jesús en medio de ellos. Lo que el templo fue para los Judíos, la reunión de los santos es para mí. Mi queja acerca del ‘Establishment’ {Iglesia de Inglaterra} es que ello no es, y nunca ha sido, una reunión de santos. Si un hombre dejaba de ser Judío, él dejaba de ser del pueblo de Dios del todo. Esa nación y sus ordenanzas eran totalmente, solamente y exclusivamente del pueblo, del santuario, y del lugar de Dios: dejarlas era apostatar de Dios. Ellos se reunían, no en adoración espiritual, sino para ordenanzas carnales, impuestas no por conversión de corazón sino por el parentesco Judío. La iglesia de Dios es símil en un lugar. [10]
Sólo Una Asamblea en una Ciudad. El hecho de que hay sólo una asamblea en una ciudad es demostrado claramente por la asamblea en Jerusalén.
“Todos los que habían creído estaban juntos,” [*] y tenían en común todas las cosas”, y el número de ellos ya era de “tres mil.” “Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.” (Hechos 2: 44, 41, 47).
* Este pasaje demuestra la inutilidad de la objeción — una objeción refutada además por mil experimentaciones — de que la reunión en uno es una imposibilidad. Ello puede ser así materialmente, y fue sin duda el caso aquí. Cuando ellos partían el pan en las casas, ellos no eran tres mil juntos a la vez. No obstante, eso no impide, en la mente de Dios, que ellos estén reunidos en un lugar en unidad moral y real. No se trata aquí de disposición, sino de hechos que demostraban el poder del Espíritu Santo. [11].
Observe entonces cuidadosamente que, con independencia de en cuántas salas de reunión los santos se reunían en Jerusalén, la Escritura habla siempre de “la iglesia” no de ‘las iglesias’, [N. del T.: que es como algunas versiones de la Biblia en español traducen, por ejemplo en Hechos 9:31- RVR60) o ” la iglesia que estaba en Jerusalén” (Hechos 11:22) cuando habla de los santos que estaban allí. Usted verá este importante hecho en Hechos 2:47; 5:11; 8:1; 8:3; 11:22; 12:5; 14:27; 15:4; 15:22. No había iglesias o asambleas independientes en Jerusalén con independencia de cuántas salas de reunión habían allí. ¿Por qué no aprender de esto en lugar de estar luchando contra ello? Varias iglesias o asambleas independientes en un poblado o en una ciudad son solamente varias sectas. Obviamente, puede haber ahora en sólo tal ciudad una asamblea o iglesia no independiente que no es una secta.
J. N. Darby reconocía sólo una asamblea en una ciudad, porque la Escritura lo hace. En los extractos que siguen a continuación él usa ‘un lugar’ para ‘una localidad’.
◊ El resultado del examen de la Escritura es que había una iglesia o asamblea de Dios en cada poblado donde había Cristianos; que estos eran miembros del cuerpo de Cristo — la única membresía conocida en la Escritura; y dones eran ejercidos en toda la iglesia, o una asamblea de Dios en todo el mundo, como miembros y siervos de Cristo, por la operación del Espíritu, según las normas presentadas en la Escritura. [12]
◊ Cuando dos o tres están reunidos {congregados a} Su nombre, allí está Él en medio de ellos {Mateo 18:20}. Esto, si bien admite plenamente que todos los santos en una localidad constituyen propiamente la una sola asamblea o iglesia en un lugar, si ellos no se unirán, la responsabilidad y la presencia del Señor se encuentran con los que lo hacen, y sus acciones, si son hechas realmente como reunidos en Su nombre, tienen Su autoridad; es decir, otra asamblea semejante debe reconocer la asamblea y sus acciones, o desconocer su relación con el Señor. [13]
◊ Toda Escritura demuestra claramente que había una sola asamblea o iglesia en un lugar, la cual es la iglesia o asamblea de Dios. [14]
◊ La una sola asamblea del lugar, considerada como no separada de toda la compañía de santos actúa como el cuerpo de Cristo. [15]
◊ La Palabra reconoce a todos los Cristianos de un lugar como formando la iglesia de aquel lugar. [16]
◊ Yo no encuentro en la Escritura una cosa tal como ‘membresía de una iglesia’, ni tampoco varias asambleas separadas en un lugar (aunque en cuanto a la mera localidad pueda haber varias, y reunirse en casas privadas, como en Jerusalén, pero ser aun así una sola asamblea o iglesia) . . . [17]
En Londres, los santos practicaban esta verdad:
En Londres todos estamos en un lugar, no obstante lo grande que es. [18]
Por ‘un lugar’ él no quiso dar a entender una sola sala de reunión. En una determinada época hubo 26 salas de reunión en Londres. Los santos en Londres estaban ‘todos en un lugar, no obstante lo grande que {Londres} es.’ Pero después de la división ocurrida en 1881, hubo santos reuniéndose en separación los unos de los otros en Londres. Ellos no estuvieron congregados en un lugar en unidad moral y real. [19] No todos estuvieron practicando por más tiempo lo que nosotros hemos aprendido de la verdad de una sola asamblea o iglesia en Jerusalén. Algunos ya no estuvieron reunidos al nombre de Cristo (Mateo 18:20 – JND).
¿Cómo pueden santos divididos volver a unirse muchos años después sobre la base de que todos ellos se reunían (¿congregaban?) al nombre del Señor mientras estaban en semejante división? Bueno, las personas pueden decir y creer cualquier cosa que ellos quieran, pero al Señor nosotros daremos cuenta de nosotros mismos. Dos o más panes partidos en división no confesaban que ellos eran un solo pan.
Un Caso de Santos Divididos en una Ciudad o en un Poblado. Piense en la iglesia en Jerusalén, mencionada arriba, y en una ciudad donde hay un grupo de, digamos por ejemplo, ‘hermanos Grant’ reuniéndose, y en la misma ciudad un grupo de ‘hermanos Kelly’, y también un grupo de ‘hermanos Stuart’ todos en división — no como los santos en Jerusalén. ¿Cómo se atreve usted a aseverar que todos ellos estaban “congregados” (Mateo 18:20) en ese poblado, al nombre de Cristo? Usted debería ver cuál es el verdadero carácter de esto. Ellos no estarían ‘congregados en un lugar en unidad moral y real’. Además, los ‘hermanos exclusivos’ profesan que la iglesia o asamblea local es la expresión de todo el cuerpo. Piense solamente en ¡tres divididas expresiones locales del todo!
¿Qué hacer acerca de ello? — ¿volver a unirse para ocultar el pecado y vergüenza de la secta (pero no engañando a Dios, aunque usted sí se engaña a usted mismo)? ¿o buscar restauración? ‘Pecado y vergüenza de la secta’ usted dice. Oiga a esto expresado por W. Kelly:
Tenemos aquí {en 1ª. Corintios 11: 18, 19} importante ayuda con respecto a decidir la diferencia entre estos términos así como la naturaleza precisa de cada uno. Cisma {o desavenencia} es una división dentro de la asamblea, mientras todos ellos permanecen aún en la misma asociación como antes, incluso si están desunidos en pensamiento o sentimiento por medio de parcialidad o aversión carnales. Herejía{secta,facción,bando,disensión}, en su aplicación Escritural común tal como aquí (no su uso eclesiástico) significa un grupo entre los santos, separándose del resto como consecuencia de un aún más fuerte seguimiento de su propia voluntad. Un cisma interno si no es juzgado tiende a formar una secta o grupo afuera, cuando por una parte los aprobados se hacen manifiestos, los cuales rechazan estos caminos estrechos y egoístas, y por otra parte el hombre faccioso se condena a sí mismo como prefiriendo sus propias opiniones particulares a la comunión de todos los santos en la verdad (Compárese con Tito 3: 10, 11). [20]
La palabra Griega para ‘herejía’ es traducida algunas veces como ‘secta’ (Véase Hechos 5:17; 15:5, y otros). Esta es la palabra Escritural dentro de la Cristiandad. ¿Por qué se lisonjearía usted de que los ‘hermanos’ están exentos?
Separarse es una Declaración de Rechazo como Asamblea.
◊ Claramente las personas no debiesen separarse de la Mesa mientras ellas reconozcan que es la mesa del Señor. La declaración misma se demuestra a sí misma porque, por lo que concierne al hecho, yo me estoy separando de la unidad del cuerpo de Cristo y de la mesa del Señor. [21]
◊ Y yo pienso que si alguno, por medio de la carne, se separase de dos o tres que están andando piadosamente delante de Dios en la unidad de todo el cuerpo de Cristo, ello no sería meramente un hecho cismático, sino necesariamente se privaría a sí mismo de la bendición de la presencia de Dios. [22]
◊ Yo nunca podría abandonar una asamblea como tal, a no ser que yo diga cuando he marchado, que ella no era la asamblea de Dios en absoluto. [23]
◊ Por mi parte, yo nunca me separaría de nada de lo cual yo pudiese tener una idea de que era la iglesia después de haberla dejado. [24]
◊ Me encontré hoy en un tratado Francés que no tenía referencia alguna a estos asuntos, un principio que yo he aceptado siempre, de que yo nunca me separaría donde yo pudiera reconocer el cuerpo como estando en el principio de la iglesia de Dios después que la hubiese dejado . . . [25]
◊ Yo no podría ir a alguna mesa informal como siendo la mesa del Señor. Las personas lo hacen y la llaman mesa del Señor, obviamente; pero yo no la llamo así, o yo debería estar allí. [26]
Refiriéndose a su separación de aquellos en comunión con B. W. Newton en 1845 debido al clericalismo (no debido a un mal fundamental; ese mal salió a relucir en 1847), J. N. Darby escribió:
◊ Yo no he partido el pan, ni debería hacerlo, hasta el último trance: y si yo lo hiciera, ello sería en el testimonio más pleno, más público, de que yo no reconocía que las otras eran en aquel entonces la mesa del Señor en absoluto. [27]
◊ Yo no hablo de una segunda mesa como en lo que concierne a Ebrington Street, así como tampoco yo diría una quinta o una sexta, si yo comenzara a partir el pan donde hubiese otros cuatro o cinco cuerpos disidentes establecidos ya en el lugar. [28]
◊ . . . era un asunto de tener alguna, no una segunda . . . [29]
Es evidente que JND sostenía una doctrina diferente con respecto a la mesa del Señor de la de aquellos que unen santos divididos sobre la base de que en la división todos están, no obstante, en lo adecuado de Mateo 18:20. La doctrina afecta la práctica. Fue necesario abandonar las enseñanzas que estamos revisando para llevar a cabo las fusiones de santos que se habían dividido. Las fusiones tienden a ocultar el pecado, no a cancelarlo.
El Terreno Divino de Reunión en la Ruina de la Iglesia Subsiste.
◊ El testimonio de los hermanos es más concretamente un testimonio en cuanto al estado de la iglesia alrededor. Yo pienso que Dios lo había preparado para esto; pero ¡qué responsabilidad para nosotros, y cuánto necesitamos ser ajenos al mundo, y personalmente fieles! Yo estoy publicando un tratado cuyo argumento real es, no que la iglesia se corrompió, sino que el principio original de lo que ahora es llamado la iglesia fue una desviación del terreno Escritural y divino. [30]
◊ Yo pienso en los hermanos, no en mí mismo, que ellos puedan ser guardados en unidad sobre un verdadero terreno divino como testimonio de Dios, tal como yo creo que están. [31]
Esto nos presenta principios divinos. Pero nosotros debemos tener en cuenta la ruina de la iglesia en la tierra vista en un testimonio responsable. Por tanto:
◊ Nosotros no nos podemos reunir como siendo la ‘una asamblea’, porque un gran número de Cristianos están afuera de nosotros, sino que nos reunimos sobre el principio de esa unidad. [32]
Conclusión. Lo que ha sido dicho acerca de un lugar en las citas anteriores implica una verdad espiritual que es aplicable a todos los que se congregan al nombre de Cristo, de acuerdo con la verdad de que “hay un solo cuerpo.” (Efesios 4:4 – LBLA). Aquellos que están localmente en un lugar en unidad espiritual son una expresión de todo el cuerpo. La base para que grupos divididos se vuelvan a unir repudia, en la práctica, muchos de los principios que hemos revisado en este escrito. Ahora bien, aunque reuniéndose en diferentes salas de reunión en Londres o Jerusalén, no había más que una sola iglesia o asamblea local; no había más que un solo centro espiritual. Pero esto es cierto de manera general. Los santos están separados geográficamente en países y ciudades por la intervención del gobierno entregado a las manos de los hombres por Dios. Además, debido al hecho de que nosotros somos criaturas limitadas espacialmente, y estamos sometidos al gobierno, y estamos en diferentes ubicaciones geográficas, no debemos desechar la verdad de que hay un solo cuerpo (una realidad espiritual no geográfica) y su correspondiente centro espiritual. Sí, hay una responsabilidad local, pero ha de haber la expresión de la verdad de que hay un solo cuerpo — en el ‘un solo’ centro espiritual. Dios ha hecho que el cuerpo sea uno; pero no todos los miembros de aquel cuerpo están en lo adecuado del centro espiritual. Ser miembro del cuerpo es una cosa, otra cosa es expresar esa verdad en la práctica.
La Cena del Señor como Expresión de la Verdad De que hay un Cuerpo.
Nosotros hemos escrutado el hecho de que “Hay un solo cuerpo” (Efesios 4:4 – LBLA) y que “todo el cuerpo” (Efesios 4:16), al cual esto se refiere, es considerado como estando aquí en la tierra. Aquellos para los cuales estas notas están destinadas principalmente ya han aprendido algo acerca de ello. Ellos han rechazado el Congregacionalismo, es decir, la independencia de las asambleas, como subversivo de esa verdad. Ellos saben que la unidad no está en la asamblea o iglesia local, ni en una confederación de asambleas, sino que está en el cuerpo de Cristo del cual toda persona sellada es un miembro. Ellos saben que ellos no son miembros de una asamblea o iglesia local, sino más bien son miembros del cuerpo de Cristo formado por el Espíritu Santo enviado desde el cielo en Pentecostés. Ellos pueden haber aprendido que el cuerpo es considerado como completo en la tierra, porque si un miembro padece, todos los miembros se duelen (1ª. Corintios 12:26) — y los santos en la gloria no sufren. Aquellos que fueron sellados con el Espíritu y están ahora en la gloria son del cuerpo y todos nosotros seremos mostrados juntos en la perfección de gloria, pero ellos no son considerados en la actualidad como estando en la actividad del cuerpo, el cual es considerado en la Escritura como completo en cualquier momento mientras está en la tierra para manifestar a Cristo mientras Él está en la gloria.
Aquellos para los cuales este tratado está destinado principalmente han aprendido también que el partimiento del pan está relacionado con la verdad del ‘un cuerpo’. Es posible conocer algo acerca de todas estas cosas y aun así no confesar, en la práctica, la unidad divinamente constituida. La verdad del ‘un cuerpo’ debe ser expresada, en la práctica, en el lugar designado por Dios. Las notas que siguen a continuación, por tanto, tienen en perspectiva algunos asuntos que tienen que ver con el hecho de expresar la verdad de que “hay un solo cuerpo.” Algunas personas preguntan de modo más bien triunfal, «¿pero dónde aparece el ‘un lugar’ en el Nuevo Testamento?» Ellas pueden estar tan complacidas con ellas mismas al declarar esta objeción a la verdad, al igual que las personas están cuando piensan que ellas han evitado la verdad de la Filiación eterna diciendo que la Escritura no usa tal expresión; o diciendo que la Escritura no dice ‘Trinidad’, así que no existe tal cosa. Todas estas son nada más que evasivas si la cosa significada mediante esas palabras está realmente en la Escritura.
La verdad del ‘un lugar’ en el Antiguo Testamento involucraba una ubicación geográfica, y la presencia especial de Dios era buscada en un lugar geográfico.
El centro de Dios es ahora un centro espiritual, pero no menos real debido a ese hecho. Cuando nosotros consideramos Deuteronomio 12 vimos que había ‘varias señales para identificar el lugar único. Este lugar sería el centro de unidad donde la rebelión y la voluntad propia son desestimadas. Sería el lugar donde la presencia era manifestada. Sería el lugar de regocijo donde los sacrificios, especialmente el holocausto, serían ofrecidos. Su nombre estaría situado allí. Y, el altar de Jehová estaría ubicado allí. Además, el objetivo fue que el orden, la autoridad, y la oración caracterizaran el lugar, así como la separación para Jehová. Nosotros decimos también que había 12 panes sobre la mesa del pan de la proposición, exponiendo la unidad de Israel. Estas cosas tienen un equivalente espiritual en el día de hoy.
La verdad del ‘un lugar’ está implícita en la verdad de que hay un cuerpo. La dificultad radica en el hecho de que no se entiende lo que “hay un solo cuerpo”, y escrituras relacionadas, significan realmente para la práctica en nuestro andar. Puede haber sólo una expresión de esa unidad, una expresión espiritual de ese cuerpo espiritual, así como hubo sólo una expresión de la unidad nacional de Israel en una ubicación geográfica.
Así que las personas pueden objetar debido a que ellas demandan que una cierta forma de lenguaje se encuentre en la Palabra antes de que ellas crean a la verdad. Ellas se enterarán algún día, para pérdida de ellas, que a Dios no le ha complacido acceder a sus demandas por ciertas formas de lenguaje antes de que ellas crean.
Cuando nosotros consideramos el tema de la mesa del Señor, nos damos cuenta que no estamos hablando acerca de una mesa física. Más bien, nosotros estamos hablando acerca de expresar comunión espiritual resultante de la muerte de Cristo, y formada por el Espíritu de Dios el cual mora en cada miembro del cuerpo de Cristo (Mateo 3:11; Lucas 24:49; Juan 7:39; 14:26; 16:13; Hechos 1:4 y 5; 2: 1 al 4; 2: 32 y 33; 1ª. Corintios 12:13; 3:16; 6:17). El Espíritu ha llevado a cada creyente a la comunión Cristiana (1ª. Corintios 1:9). Pero nosotros debemos practicar la verdad de esta comunión. Nosotros debemos dar expresión a ella de manera colectiva. 1ª. Corintios 10:26 se refiere a la práctica Escritural de la verdad de que nosotros somos miembros los unos de los otros. Edward Dennett comentó:
Hay dos cosas que han de ser entendidas claramente en esta Escritura: el significado de la palabra comunión, y la significación del acto de partir el pan y beber. En cuanto a lo primero, cabe señalar que la palabra traducida “partícipes” en 1ª. Corintios 10:18, y que es traducida como “comunión en el versículo 20 (“Al contrario, digo que las cosas que los gentiles ofrecen en sacrificio, a los demonios las sacrifican, que no a Dios: y no quiero que tengáis comunión con los demonios.” (1ª. Corintios 10:20 – VM), es la misma que “comunión” en el versículo 16; y podemos descubrir aquí la llave para su interpretación. La palabra comunión significa entonces, en sus elementos más sencillos, una participación común — y, en este lugar, la participación común por los santos, como miembros del ‘un cuerpo’, a la mesa del Señor, en lo que es expuesto por la sangre, y por el cuerpo de Cristo. Comer, o beber, implica identificación con la cosa comida o bebida, y por tanto el apóstol dice, “Mirad a Israel según la carne; los que comen de los sacrificios, ¿no son partícipes del altar?” (1ª. Corintios 10:18). Es decir, al comer lo que había sido puesto en el altar, ellos se identificaban con los sacrificios, y eran llevados así de una forma a la comunión con el altar. El hecho de que ellos comían los sacrificios los identificaba, en una palabra, tanto con los sacrificios como con el altar; tal como el apóstol enseña, nuestro acto de beber la copa (si bien él alude sólo a comer el pan) y partir el ‘un pan’, nos identifica con lo que estas cosas significan, y con la mesa del Señor. Aplicando esto a la mesa del Señor en el orden encontrado en este pasaje, aprendemos en primer lugar que, por tomar nosotros “la copa de bendición” nosotros expresamos nuestra comunión los unos con los otros en la eficacia de la sangre de Cristo, y manifestamos al mismo tiempo nuestra identificación con todo el valor de la sangre delante de Dios. En segundo lugar, cuando participamos del ‘un pan’, nosotros expresamos nuestra comunión los unos con los otros, como miembros del ‘un cuerpo’, en el sacrificio del cuerpo de Cristo (dado que es el verdadero cuerpo de Cristo, ofrecido mediante el Espíritu Eterno sin mancha a Dios, a lo cual se hace referencia aquí); y manifestamos también nuestra identificación, como conocido por medio de la fe, con todo el olor grato de aquel sacrificio delante de Dios. Cuán bienaventurado es entonces el privilegio de estar congregados alrededor, y estar identificados con la mesa del Señor. Y cuán solemne es el acto de participar, tanto de la copa como del pan, proclamando, como se nos permite así hacer, que estamos delante de Dios en todo el valor que Él adjudica a la sangre, y al sacrificio como el holocausto de Cristo. La copa, se puede añadir, viene aquí en primer lugar, porque la verdad del ‘un cuerpo’ está implícita en el ‘un pan’; y mostrar así la imposibilidad de cualesquiera, independientemente de sus pretensiones, de ser miembros del ‘un cuerpo’, a menos que ellos estén bajo el valor de la sangre preciosa de Cristo. Porque conocer la eficacia de la obra de Cristo, el poder limpiador de Su sangre, es la condición divina para la recepción del Espíritu morador, por el cual nosotros estamos unidos a Cristo. [33]
Otro escribió:
1ª. Corintios 10: 16 al 22 saca a relucir el lugar más bienaventurado que la mesa del Señor ocupa en relación con la comunión de los santos y la unidad del cuerpo de Cristo. Es el lugar donde la comunión de los santos con Cristo, y Su muerte, y de los unos con los otros, es exhibida, y eso en el terreno de la unidad del cuerpo de Cristo.
La asamblea o iglesia es el cuerpo de Cristo. (Véase 1ª. Corintios 12: 12 y 13). La mesa del Señor es el lugar donde esa unidad es exhibida por los miembros, todos participando del ‘un pan’, el símbolo de unidad (1ª. Corintios 10:17).
Esto es puesto en contraste con Israel, y con los Gentiles, en 1ª. Corintios 10: 16 al 22. Los Israelitas, participando de los sacrificios ofrecidos en el altar del Judaísmo, mostraban su comunión con aquel sistema. Pero lo que los Gentiles sacrificaban lo sacrificaban a los demonios, por tanto, ello era comunión con la adoración a los demonios.
A la mesa del Señor el Cristiano exhibe comunión con el Señor, y con Su altar, Su muerte, y hace eso como un miembro del cuerpo de Cristo con los otros congregados en aquel terreno. Esto mostraría a los Corintios la imposibilidad absoluta de mezclar la comunión a la mesa del Señor con la comunión con la adoración diabólica. Vemos así que la mesa del Señor ocupa el lugar central mismo en la adoración Cristiana; tanto es así que si los santos no están congregados como miembros del cuerpo de Cristo a esa mesa, no hay exhibición alguna de la iglesia o asamblea de Dios en el lugar. La mesa del Señor está donde los miembros de Cristo están congregados como miembros del ‘un cuerpo’, para mostrarlo participando juntos del ‘un pan’, el cual es el símbolo de unidad, y donde la autoridad y los derechos del Señor son reconocidos. Es la mesa del Señor. Por lo tanto, el Señor invita; la asamblea, como representándole a Él allí, recibe en Su nombre (Romanos 15:7). [34]
Examinemos un poco más de qué manera una persona llega a estar en comunión con un altar y cómo esto tiene que ver con la verdad actual del ‘un solo lugar espiritual’.
Comunión con la Mesa del Señor
El Título “Señor.” Nuestro Señor es mencionado de diferentes formas en el Nuevo Testamento. Algunas veces se Le menciona como Jesús, o Señor Jesús, o Cristo Jesús, o Señor, o Cristo, etc. Un pensamiento diferente está relacionado con cada una de estas designaciones.
En 1ª. Corintios 10, cuando se habla de comunión, es decir, de hacerse partícipe, el título Cristo es usado. Cristo es usado cuando se habla de la gracia y de lo que ella ha obrado.
Cuando se habla de la responsabilidad del Cristiano por sus asociaciones, la autoridad de Cristo es puesta de relieve y por eso Él es llamado Señor. Por eso “la mesa del Señor” es la expresión usada cuando la responsabilidad es puesta de relieve. La expresión “la mesa del Señor” está puesta en contraste con la mesa de los demonios en 1ª. Corintios 10. Lo mismo sucede con la copa. La copa es la comunión de la sangre de Cristo. Beber de ella expresa comunión en el resultado de la muerte de Cristo. Pero cuando es contrastada con la copa de los demonios en relación con el tema de la asociación y la responsabilidad del Cristiano, ella es llamada la copa del Señor. Señor resalta el pensamiento de autoridad y nuestra responsabilidad para con Él. La comunión con la mesa del Señor es moralmente imposible mientras nosotros estamos en comunión con otra mesa (1ª. Corintios 10:21). Nosotros llegamos a caracterizarnos por la mesa falsa. Una comunión falsa, en tanto que la hay, es una negación de “un Señor.” (1ª. Corintios 8:6; Efesios 4:5). Nosotros estamos obteniendo un principio de 1ª. Corintios 10 acerca de que nosotros no podemos estar en comunión con la mesa del Señor y con una mesa falsa, ya sea la mesa de los demonios o alguna otra mesa. La mesa de los demonios era un artificio engañoso para los Corintios. Es posible que alguna otra mesa sea ahora un artificio engañoso para los Cristianos.
Nosotros hablamos de mesas sectarias (plural) y hay un sentido en el cual eso es cierto. Pero todas ellas son de una pieza común tal como los altares de Jeroboam eran todas de una pieza. Nosotros vemos esto en el pensamiento de la copa de los demonios y la mesa de los demonios. Solamente una copa y una mesa de los demonios son mencionadas. Es cierto que “hay muchos dioses y muchos señores” (1ª. Corintios 8:5), aun así existe un tipo de unidad tal en esto que Pablo habla sólo de la copa y la mesa de los demonios, no de muchas copas y muchas mesas. No obstante, la idolatría es una negación de la unidad divinamente constituida en que “hay muchos dioses y muchos señores y los lugares de adoración se multiplican.
De qué forma una persona está en Comunión con la Mesa del Señor. Nosotros rechazamos la noción de que una persona está a la mesa del Señor por haber sido salva, por dos razones:
- La Escritura en ninguna parte lo dice o lo implica.
- 1ª. Corintios 10:18 nos dice de qué forma una persona esta en comunión con la mesa del Señor, y ello no es por el hecho de haber sido salva.
1ª. Corintios 10:18 es aclaratorio de la relación entre el pan y la copa (versículos 16 y 17) y la mesa (versículos 19 al 22). La forma en que cada uno está en comunión con la mesa es ilustrada por la forma en que el Judío estaba en comunión con el altar. Observen que el Judío no estaba en comunión con el altar porque él había nacido como un Israelita (o estaba circuncidado). Eso hubiese puesto a los desobedientes, aquellos que estaban en división, en el reino del norte de Israel, en comunión con el altar en Jerusalén; lo cual, de hecho, no fue así. Ellos tenían que ir al único lugar, al único centro, Jerusalén, para hacer lo que era necesario para estar en comunión con el altar.
¿Qué tenían ellos que hacer?
“. . . los que comen de los sacrificios, ¿no son partícipes del altar? (1ª. Corintios 10:18).
Ellos necesitaban comer del sacrificio para estar en comunión con el altar. El Apóstol usó esto para mostrarnos de qué forma nosotros expresamos comunión con la mesa del Señor. La mesa del Señor es una figura para el lugar espiritual donde la comunión Cristiana es expresada donde Cristo está en medio. La expresión exterior de esta comunión es expresada en el partimiento del pan.
La cosa ‘escrita en tiempos pasados’ para nuestra enseñanza es esta: un hombre está en comunión con un altar porque él come lo que fue sacrificado sobre él (1ª. Corintios 10:18). El principio de esto es aplicado por Pablo a la comunión con la mesa del Señor. Uno está en comunión con la mesa porque él come lo que está sobre ella. Pondere usted bien esto. Nosotros consideraremos esto nuevamente un poco más adelante.
Un Altar Imparte su propio Carácter a Lo que Está sobre Él. Es importante saber que el altar es mayor que lo que está sobre él. La Escritura enseña expresamente que el altar es mayor que lo que está sobre él.
“¡Necios y ciegos! porque ¿cuál es mayor, la ofrenda, o el altar que santifica la ofrenda? Pues el que jura por el altar, jura por él, y por todo lo que está sobre él.” (Mateo 23: 19 y 20).
El altar santifica la ofrenda. Esto significa que el altar aparta la ofrenda. Esto significa que el altar imparte un carácter a lo que está sobre el altar. Nosotros aprendemos algo de este principio tal como aprendemos algo de la aplicación de Pablo de 1ª. Corintios 10:18 a la verdad de la mesa del Señor.
Nosotros debemos aplicar ahora el principio de que un altar santifica, o aparta, lo que está sobre él. En primer lugar, la cena del Señor está sobre la mesa del Señor. La mesa del Señor santifica el banquete que está sobre ella. La mesa del Señor imparte su carácter propio a lo que está sobre ella. La cena del Señor es la cena del Señor porque está sobre la mesa. Ninguna otra cena puede estar sobre la mesa del Señor porque la mesa imparte su carácter propio a la cena que está sobre ella. Nosotros hemos aprendido este principio de la lectura de Mateo 23: 19 y 20. Tampoco la cena del Señor puede estar sobre una mesa sectaria, es decir, la cena del Señor no puede estar relacionada con una comunión sectaria.
W. Kelly ha rechazado enérgicamente la idea de que la cena del Señor puede estar sobre una mesa sectaria de esta forma:
En cuanto a la noción de que ustedes pueden tener la cena del Señor sin la mesa del Señor, el pensamiento es indigno de Cristianos sobrios. Nosotros podemos diferenciar donde no debemos separar. Todas tales especulaciones no son más que el fruto de la ociosidad con una cierta pequeña actividad de la mente, pero no obstante, injuriosas para la fe y la práctica. [35]
Así como la mesa del Señor imparte su carácter propio a la cena que está sobre ella, de la misma forma una mesa sectaria imparte su carácter propio a la cena que está sobre ella. Una mesa sectaria (es decir, una comunión sectaria) santifica (aparta) la cena que está sobre ella; y esa cena es una cena sectaria. No es la cena del Señor; es una cena sectaria. La mesa del Señor está, entonces, sobre la mesa del Señor, y Mateo 23: 19 y 20 demuestran que este es el único lugar donde la cena del Señor puede estar.
Nosotros encontramos esto ilustrado en 1º. Reyes 12. Jeroboam instaló altares falsos y él “instituyó una fiesta en el mes octavo, en el día quince del mes, como la fiesta que hay en Judá, . . .” (1º. Reyes 12:32 – LBLA). El centro y el altar divino estaban en Jerusalén y para él fue imposible tener un sacrificio verdadero sobre estos altares falsos o tener una fiesta verdadera. Sus altares santificaban los sacrificios ofrecidos sobre ellos y, sus altares impartían su carácter propio a esta fiesta. Aquellos que estaban en división debían regresar a Jerusalén para celebrar la Pascua (2º. Crónicas 30:1) porque no había ninguna Pascua válida afuera del lugar escogido por Dios. Nosotros vemos entonces que la mesa determina el carácter de lo que está sobre la mesa, y que comer lo que está sobre la mesa lo pone a uno en comunión con la mesa.
Capítulo 6
Hay Solamente Una Mesa del Señor Y Una Cena del Señor
La Cena del Señor está sobre la mesa del Señor y ese es el único lugar donde ella puede estar; y una cena sectaria está sobre una mesa sectaria. Esto debe ser así necesariamente porque ello está implícito en Mateo 23: 19 y 20 y 1ª. Corintios 10:18; y es presentado de manera típica en 1º. Reyes 12. Deuteronomio 12 y 2º. Crónicas 30 se refieren también a este asunto.
Puede no haber parecido claro por qué 1ª. Corintios 10:18 demuestra esto también y nosotros consideraremos esto ahora adicionalmente. (Ahora bien, cuando nosotros consideramos el hecho de que la cena del Señor está sobre la mesa del Señor deberíamos recordar que estamos hablando de verdades espirituales y no de una mesa física. Nosotros estamos considerando el participar de la cena del Señor sobre la base de que hay un solo cuerpo.) Observemos, en primer lugar, la diferencia entre 1ª. Corintios 10 y 1ª. Corintios 11 en lo que respecta a este tema. 1ª. Corintios 10 habla de las asociaciones del Cristiano. Este capítulo contrasta los tres grandes sistemas en el mundo: Judíos, Gentiles, y la Iglesia de Dios (1ª. Corintios 10:32), y habla del lugar de la expresión de sus comuniones características. Y así también el pan que comemos es la comunión del cuerpo de Cristo; es decir, eso expresa la verdad del ‘un cuerpo’. El pan expresa la unidad del cuerpo de Cristo. 1ª. Corintios 11 se ocupa del estado del alma de aquellos que comen la cena del Señor y el pan es considerado allí como representando el cuerpo del Señor Jesús entregado a la muerte por nosotros. Pero, el pan en 1ª.Corintios 11 es el mismo pan que está en 1ª.Corintios 10. Hay un solo pan, una sola copa, una sola cena, una sola mesa, y un solo Espíritu el cual nos congrega al nombre de nuestro Señor Jesucristo en el terreno del ‘un solo cuerpo’.
Señalemos a continuación que Pablo está escribiendo desde otra ciudad, no obstante él dice a los Corintios, “La copa de bendición que bendecimos” y “El pan que partimos.” (1ª. Corintios 10:16). Quizás pudo haber mil copas y panes usados en un día en muchas ciudades, pero Pablo no dice, ‘Las copas’ y ‘Los panes’. No, hay solamente una copa, un pan, una mesa del Señor, una cena del Señor. Todos los congregados al nombre del Señor Jesucristo participaban de la misma copa y del mismo pan a la única mesa del Señor. Es una cosa espiritual. En la ciudad de Jerusalén, miles de Corderos podían haber sido comidos, pero era una Pascua.
Al participar del pan nosotros expresamos la comunión del ‘un cuerpo’. De manera manifiesta, un pan comido en una mesa sectaria no puede manifestar la verdad del ‘un cuerpo’. El pan sobre una mesa sectaria no es el pan de 1ª. Corintios 10. No hay dos panes autorizados o aprobados por Dios, uno de los cuales expresa la comunión del ‘un cuerpo’ y uno de los cuales no la expresa. Los panes partidos estando en división no confiesan unidad. Los panes partidos estando en división no confiesan que nosotros somos un pan. Hay un solo pan. El pan sobre la mesa sectaria es un pan sectario (Mateo 23: 19 y 20) y puede haber muchos panes sectarios. Un Cristiano no puede comer la cena del Señor y consentir que eso lo ponga en comunión con una mesa sectaria. Comer la cena del Señor une a un Cristiano con la mesa del Señor porque los principios Escriturales muestran que la cena
recibe su carácter de la mesa sobre la cual ella está, y un Cristiano está unido con esa mesa por comer lo que está sobre ella.
Entonces, no hay dos cenas del Señor, una que expresa unidad y una que no expresa unidad.
Así como la Escritura enseña expresamente que lo que está sobre un altar recibe su carácter del altar sobre el cual está, usted no puede retirar la cena del Señor de la mesa del Señor y ponerla sobre una mesa sectaria. Lo que está puesto sobre una mesa sectaria recibe su carácter de la mesa sectaria sobre la cual está (Mateo 23: 19 y 20). La cena se convierte así en sectaria en carácter.
F. G. Patterson escribió:
De modo que es imposible participar de la cena del Señor en su sentido verdadero, conforme a la Escritura, sin expresar en el hecho la unidad del cuerpo de Cristo. [36]
Pero la unidad es expresada participando del pan sobre la mesa del Señor.
Muchos han pensado que podían reunirse ahora meramente como individuos, para partir el pan. Pero un terreno tal es desconocido en la Escritura desde la revelación de la verdad referente a la Iglesia de Dios, a través del Apóstol Pablo. [37]
C. H. Mackintosh comentó:
La cena del Señor requiere que el cuerpo sea reconocido plenamente: si el ‘un cuerpo’ no puede ser reconocido, ello no es más que sectarismo: el propio Señor ha perdido Su lugar. [38]
W. Kelly dijo:
Yo admito el ministerio muy plenamente; pero la mesa del Señor no tiene relación alguna con él. Haga usted que el ministerio sea una función necesaria de aquellos que rigen para administrar el pan y el vino, y ello no llevará ni siquiera un parecido exterior a la cena del Señor. Ello se convierte en un sacramento, no es Su Cena; una innovación manifiesta, un alejamiento decidido completo de lo que el Señor ha dictado en Su palabra. La idea misma de una persona destacándose y aseverando administrarla como un derecho altera y arruina la cena del Señor. [39]
En cuanto a la noción de que usted puede tener la cena del Señor sin la mesa del Señor, el pensamiento es indigno de Cristianos sobrios. Nosotros podemos diferenciar donde no debemos separar. Todas tales especulaciones no son más que el fruto de la ociosidad con una cierta pequeña actividad de la mente, pero no obstante, injuriosas para la fe y la práctica. [40]
J. N. Darby dijo:
. . . yo no podría reconocer, con la luz que tengo en cuanto a la unidad del cuerpo, que estas ordenanzas denominacionales son la cena del Señor . . . [41]
De nuevo:
. . . había una sola mesa y un solo pan, y que, por lo tanto, ellos eran responsables, y como yo mismo lo sentí así yo no me pude identificar por más tiempo con el mal. [42]
Otro escribió:
La cena del Señor se diferencia de la otra institución del Cristianismo en esto, que mientras el bautismo es esencialmente individual, el partimiento del pan es ostensiblemente congregacional. La individualidad del gozo no es en absoluto el pensamiento en la Cena, sino más bien la comunión.
Toda la fuerza y bienaventuranza de la cena del Señor consiste en esto, no en que ella es esencialmente un hecho en común, sino que está basada en la verdad del ‘un cuerpo’ de Cristo. Siendo la expresión de nuestra común adoración de Cristo, cualquier cosa que no permita sitio para todo miembro de Su cuerpo, que está andando como tal, destruye (en lo que concierne a ella) el objetivo y el carácter de la cena del Señor. No se trata, obviamente, que incluso en cada ciudad todos pudiesen comer juntos en un lugar; pero, si ellos comiesen en muchos lugares, tendría que ser en el mismo terreno, y en una verdadera comunión mutua. El principio mismo de ella abarca a los santos andando como tales en todo el mundo: cualquier cosa que no lo hace no es la cena del Señor. [43]
Otro dijo:
El cuerpo es uno; la comunión del cuerpo, si es que existe en absoluto, debe ser por la acción continua del Espíritu. La mesa del Señor es una, y en el partimiento del pan el santo es unido al santo en comunión. Por eso, Si el sr. Newman hubiese partido el pan en cualquier mesa, toda mesa estaba involucrada; porque en principio hay una sola mesa del Señor (aunque por conveniencia y por necesidad nosotros nos reunimos en lugares diferentes); donde el Espíritu gobierna está el ‘un pan’, la ‘una copa’ y todos son partícipes de aquel mismo pan, de aquella misma copa, como estando unidos por el Espíritu porque el Espíritu es el poder de la comunión. [44]
C. J. Davis escribió:
Una mesa establecida sobre alguna otra base que no es la de la iglesia o asamblea de Dios es una mesa sectaria, y por tanto no tiene reivindicación alguna sobre los piadosos.
Para ser más explícito, supongamos que todos nosotros en esta habitación ahora, que somos creyentes, acordásemos partir el pan esta noche, y disponer la mesa para nosotros solamente, sin proveer, conforme a la Escritura, para todos los santos ‘aprobados’. Entonces podríamos ‘partir el pan’; pero ello sería nuestra cena propia, y no la cena del Señor; porque la cena del Señor contempla a todos los miembros del ‘un cuerpo.’
Una vez más, contemple usted cualquier sociedad de Cristianos reuniéndose como una sociedad, sometida a reglamentos establecidos entre ellos mismos, y con los cuales todos los miembros estuvieran de acuerdo. Que los que se reúnen como una sociedad partan el pan. Entonces, yo digo, según 1ª. Corintios 10 y 11, ellos comen una cena de Sociedad, y no la cena del Señor, aunque ellos unen, con los más devotos motivos, Su nombre a la fiesta de ellos. [45]
En cuanto a los que han abandonado la mesa del Señor, o de los cuales los santos congregados al nombre de nuestro Señor Jesucristo se han separado, ellos no tienen la cena del Señor como tampoco Jeroboam tuvo la fiesta celebrada en Jerusalén. Los tales pueden tener una cena que tiene la misma forma exterior de la cena que está sobre la mesa del Señor, pero es una fiesta ideada en sus propios corazones — aunque ella se parezca a la que está sobre la mesa del Señor. El escritor de este tratado había comido una falsa cena tal de una de estas mesas desde los 17 hasta los 31 años de edad. Ciertamente él pensaba en la muerte y el amor del Señor, y hablaba del aprecio por ello, y para él pareció ser la cena del Señor, pero eso no hacía que ello fuera la cena del Señor. Es la mesa del Señor la que la hacer ser la cena del Señor.
Aquellos de los cuales hemos hablado recién no están a la mesa de los demonios, ciertamente. Ellos han hecho propia comunión, su propia mesa, y ella tiene su propia cena también. Asimismo, ellos piensan en el Señor y Su amor, pero eso no significa que ello sea la cena del Señor. Se trata de una mesa y una cena sectarias. Si nosotros la llamamos por su nombre Escritural, el único nombre dado para designar una ruptura exterior entre el pueblo de Dios (y nosotros sí deseamos darle el nombre que Dios le da ¿no es así? Bueno, ¿no es lo que nosotros deseamos?), es secta, es decir, herejía (disensión, bando, facción) en 1ª. Corintios 11:19 (Véase Apéndice 3 para la diferencia entre cisma y facción).
En 1ª. Corintios 11:18 nosotros leemos que había divisiones internas (cismas) en la asamblea Corintia. Si esto no era juzgado, ello llevaría a sectas (herejías), versículo 19, es decir, una abierta ruptura. (N del T.: Herejía = palabra traducida en varias versiones de la Biblia en español como: disensión, bando, partidismo, facción). Un grupo podía ir por la calle en separación de los que adherían a la verdad, y constituían una congregación y continuaban imitando lo que ellos habían abandonado. Los que continúan con la verdad son los aprobados (1ª. Corintios 11:19). ¿Qué son los demás entonces? ¿Alguien sueña realmente que ellos están aún a la mesa del Señor? ¿Nos dirán también los tales que el hombre excomulgado de 1ª. Corintios 5 estaba aún a la mesa del Señor? ¿Piensan ellos quizás que un leproso puesto afuera del campamento estaba aún en comunión con el altar? ¿O que aquellos que eran partícipes de los altares de Jeroboam estaban aún en comunión con el altar en Jerusalén? Los tales ni tenían el altar ni el sacrificio sobre él. Los que siguen adelante en desobediencia a la Palabra en cuanto a la senda colectiva no tienen la mesa ni la cena del Señor. Nosotros somos muy culpables minimizando el pecado de ser una secta y cubriéndolo con la palabra ‘denominación’ o ‘división entre hermanos’.
G. V. Wigram amonestó:
Pero no permita que su propia posición clara o terreno claro sean perdidos de vista o encubiertos; para citar un texto favorito, “Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos.” (Jeremías 15:19). [46]
Por otra parte, recordemos esto:
La posición es de Dios, y hay que atenerse a ella. Nuestra debilidad en ello es muy palpable para los demás; no nos ocultemos la condición a nosotros mismos. [47]
Hay un raciocinio infundado contra estas cosas que trae el sistema humano del proceso de eliminación a las cosas divinas. Se desarrolla de esta forma: «Yo no estoy a la mesa de los demonios o en relación con el altar Judío, por lo tanto yo debo estar a la mesa del Señor.» La conclusión falsa, en efecto, coloca a todos los Cristianos en relación con la mesa del Señor. El argumento es tan poco sólido como si un Judío en comunión con uno de los altares de Jeroboam dijese, «Existe la mesa de los demonios y existe también el altar de Jehová en Jerusalén. Yo no estoy a la mesa de los demonios, por lo tanto estoy en el altar de Jehová.» ¡Cuán absurdo es un raciocinio semejante!
Una mesa denota comunión. De Romanos 11:9 nosotros vemos un principio acerca de que el hombre puede formar su mesa propia, su comunión propia. La mesa del Señor, el altar Judío, y la mesa de los demonios indican los lugares de expresión de las tres grandes comuniones características en el mundo. Aparte de esto, el hombre hace mesas — comuniones — por cuenta propia. Esto ha sido hecho por Cristianos.
La generosidad humana con respecto a la verdad de la mesa del Señor ha inventado incluso la idea de que Cristianos divididos pueden ser semejantes a tres hijos que no pueden llevarse bien, de modo que los tres comen separadamente, ¡uno a la mesa a las 4, y otro a la mesa a las 5, y el tercer hijo a las 6! ¡Yo no se si se aduce que todos ellos comen algo que expone la unidad de ellos, o si el padre permanece durante las tres comidas, o come con cada uno de manera separada! En cualquier caso, no hay ninguna Escritura para tales ideas tan confusas; más bien, las Escrituras que nosotros hemos considerado demuestran la falsedad de la idea. ¡Imagine! Una mesa denota comunión. Ellos comen separadamente ¿y expresan comunión? ¿Hasta dónde se ha rebajado la oposición a la verdad?
Otro error es esta afirmación: «Ahora bien, yo pienso que se puede demostrar que todo hijo de Dios es un partícipe de la mesa del Señor, si bien él puede no tomar la cena realmente, pero comer el pan y beber la copa sería la expresión exterior de ella.» Lo que será mostrado es que la afirmación es diametralmente opuesta a la explícita declaración de 1ª. Corintios 10:21, que dice, “No podéis beber (participar de) la copa del Señor, y la copa de los demonios; no podéis participar de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios.” La afirmación de arriba socava claramente la advertencia del apóstol acerca de la asociación, porque si todos los Cristianos son de hecho partícipes de la mesa del Señor, es imposible ser un partícipe de la mesa de los demonios — lo cual es absurdo y reduce la advertencia a una advertencia acerca de una conducta que era imposible. El hecho es que los Corintios podían participar de la mesa de los demonios y mediante ello perder su relación con la mesa del Señor, dado que uno no puede participar de ambas. Sin embargo, esto sería imposible si todos los Cristianos participan de la mesa del Señor. ‘Participar’ es realmente la misma palabra que “comunión” en 1ª. Corintios 10:16. La comunión con la mesa de los demonios era un peligro muy real para los Corintios y una posibilidad muy seria. La mesa del Señor está relacionada con la práctica corporativa de la verdad de que “hay un solo cuerpo.” Ella no es algo con lo cual nosotros estamos necesariamente relacionados debido a que estamos “en Cristo.” Además, La falsa afirmación de arriba no tiene más peso que decir acerca de los seguidores de Jeroboam, «Ahora bien, yo pienso que se puede mostrar que todo Israelita es un partícipe del altar en Jerusalén, aunque puede ser que él no haya comido realmente del sacrificio en Jerusalén, sino que comer del sacrificio sería la expresión exterior de ello.» esto es exactamente paralelo y se opone abiertamente a 1ª. Corintios 10:18 que dice que los que comen de los sacrificios están en comunión con el altar. Reverenciemos las declaraciones de Dios y todo será claro; y estos raciocinios de la mente serán juzgados. Nosotros podemos ver, de estos raciocinios, que los que hablan de esta forma han perdido la verdad, si es que ellos la tuvieron alguna vez. Pero algunos de Efraín, Manasés, y Aser se humillaron (el secreto está aquí) y vinieron a la casa de Dios en Jerusalén y entraron en Su santuario el cual Él ha santificado para siempre (2º. Crónicas 30). Que el Señor conceda ese espíritu humillado y contrito que nos encontrará en el lugar que Él ha escogido para poner Su nombre allí, el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
Se ha objetado que «La iglesia verdadera, la verdadera mesa del Señor, la presencia del Señor entre los Suyos, son cosas que no pueden ser seccionales. Ellas no pueden ser apropiadas por esta o esa sección (observen que él evitó decir secta) del pueblo de Dios de manera exclusiva con impunidad.» Si este raciocinio fuese válido, la consecuencia sería que la mesa y la presencia del Señor están dondequiera que la iglesia está. El Señor estaría presente entre aquellos que están en sectas. Es un hecho de que la membresía en el cuerpo de Cristo es incondicional y es efectuada cuando nosotros somos sellados con el Espíritu de la promesa. Mateo 18:20 es obviamente condicional. ¿Por qué el objetor acumula lo que nosotros somos en Cristo (‘la iglesia verdadera’) con lo que es condicional (‘la presencia del Señor entre los Suyos’)?
En cuanto a la presencia del Señor, W. Kelly comentó:
Pregunta. Mateo 18:20; Se ha afirmado recientemente que hombres como J. N. Darby trataron de corroborar su interpretación (de esta Escritura) ‘por medio de un cambio injustificable en la traducción de las palabras que ellos tradujeron como ‘a mi nombre’, y le dieron importancia a una reunión al Nombre de Cristo como punto de reunión.’ ¿Hay alguna duda acerca de la versión correcta?
¿O alguna justificación para una imputación tan vil?
Respuesta. Ninguna en absoluto para ambas preguntas; ningún erudito verdadero pudo haber evaluado el uso y dado una opinión semejante. La evidencia es decisiva para el cambio. El objetivo de oponerse es desechar el CARÁCTER ECLESIÁSTICO del contexto, sobre el cual el Señor lo ha estampado de manera tan indeleble, que casi todas las partes en conflicto de la Cristiandad reconocen ese carácter, aunque ellos omiten, naturalmente, una palabra que ninguno de ellos necesita, y que significa un centro viviente y exclusivo. [48]
Nosotros hemos visto qué pecado fue el pecado de Jeroboam, cómo Dios lo denunció muy solemnemente. Nosotros vimos cómo este pecado negó en la práctica la unidad de Dios, el nombre de Dios, la unidad nacional de Israel, el ‘un lugar’, el único altar del holocausto y la presencia de Jehová el cual moraba entre los querubines en medio de Su pueblo. ¿No es eso muy solemne? ¿Es el sectarismo menos que eso? Consideremos lo que el sectarismo hace aunque los sectarios no se den cuenta de ello.
- Niega la unidad de Cristo. “Quiero decir, que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; y yo de Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo. ¿Acaso está dividido Cristo?” (1ª. Corintios 1: 12 y 13).
- Niega la verdad de un lugar espiritual. “Donde están dos o tres congregados a mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.” (Mateo 18:20 – JND). Los Cristianos divididos en grupos ciertamente no están congregados. La Escritura llama herejía a una cosa tal, es decir, disensión (secta, bando, facción, partidismo). Véase Apéndice 3.
- Niega en nombre de Cristo como el centro de reunión designado divinamente. El sectarismo introduce algo más como la base y razón para la existencia de la secta (1ª. Corintios 1:12).
- Niega la acción del Espíritu Santo el cual es el único que puede reunir almas a aquel centro donde Cristo está presente (Mateo 18:20; 1ª. Corintios 5:4). El Espíritu no reúne a Cristianos a más de un centro. ¿Piensa usted que Él consiente la división?
- Niega la verdad de nuestra unidad como miembros del ‘un cuerpo’. El sectarismo, en la práctica, produce muchos cuerpos (Efesios 4:4).
- Niega la mesa del Señor. En la práctica, el sectarismo niega esa comunión a la cual somos traídos (1ª. Corintios 2:9). Forma otras comuniones, otras mesas.
- Niega la presencia del Señor en medio de Su pueblo congregado a Su nombre por el Espíritu, según la verdad de que existe un solo cuerpo.
- Niega la única cena del Señor. El sectarismo come una cena sectaria que se hace tal por estar sobre una mesa sectaria, tal como hemos visto. (Mateo 23: 19 y 20).
De modo que el sectarismo es efectivamente un pecado censurable.
La mesa del Señor está
“donde están dos o tres congregados a mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.” (Mateo 18:20 – JND).
Ella está donde la verdad del ‘un cuerpo’ es reconocida y expresada en el partimiento del pan que está sobre la mesa del Señor. Es allí donde el Señor ha escogido poner Su nombre; y donde nosotros celebramos eso que habla de Cristo nuestra Pascua (1ª. Corintios 5: 7 y 8).
Tal como en Jerusalén, el único lugar donde la Pascua era celebrada, es así con aquellos congregados al nombre de nuestro Señor Jesucristo; existe solamente la fiesta celebrada debidamente. Así como había muchos corderos en toda Jerusalén, y no obstante una sola Pascua, así hay ahora muchos panes, y aun así hay un solo pan del cual todos los que están congregados según Mateo 18:20 participan y expresan la unidad constituida divinamente.
Sencillamente no es verdad que grupos del pueblo del Señor que han continuado en ruptura exterior de la comunión estén todos congregados al nombre de nuestro Señor Jesucristo. Ellos se reúnen ¡en división! — no juntos; en separación, no juntos, en secta (herejía)
¡(porque es correcto denominar lo que la Escritura lo denomina)! Los seguidores de, digamos, el Sr. G, el Sr. L. y el Sr. K., etc., renunciaron después de un tiempo a la verdad del ‘un lugar’ y afirmaron, luego, que los santos en cada uno de esos grupos separados de los seguidores de hombres se reúnen al nombre del Señor Jesucristo (Pero, a decir verdad, ellos no son congregados por el Espíritu; y el Señor no está en medio de una secta). Ellos se unen, entonces, en el terreno de que los Cristianos en cada grupo se congregaban, en el transcurso de esos años, a Su nombre. Por consiguiente, la unión de ellos no es sobre la base de la verdad expuesta en la Escritura; y su unión es un repudio público, profeso, y permanente de la enseñanza Escritural del ‘un lugar’. Peor aún, un acomodo semejante toca cuestiones más profundas. Ellos deben reunirse negando que cuando el Sr. Stuart enseñaba la noción fundamentalmente funesta de que la propiciación fue llevada a cabo en el cielo por Cristo en el estado incorpóreo (lo cual el Sr. Kelly denunció vigorosamente en TheBible Treasurycomo siendo un asunto fundamental), ello era un mal fundamental — o a lo menos, no hablan de ello. Quizás el próximo paso será repudiar la expulsión del Sr. B. el cual negó que el Señor tuvo un alma humana y permitir que los que estuvieron alguna vez en comunión con R. (del cual el Sr. B. aprendió igualmente ese mal) no fueron contaminados por una asociación funesta. (Desde que escribí estas notas años atrás, una fusión fue llevada a cabo con aquellos que estuvieron una vez en comunión directa con Raven desde 1890 a 1908). Tal es la senda del acomodo. Nosotros hemos aprendido de la Escritura de Verdad tres principios divinos que tienen que ver con estas cosas pero que sólo enumeramos:
- El punto de divergencia es el ¡punto de recuperación, de restauración!
- Una corriente moral no se puede elevar sobre su fuente.
- El paso del tiempo ¡no cambia el carácter de una acción moral!
Así como Ezequías no reconocería que los centros falsos eran el santuario, ni tampoco eran ellos una extensión del santuario, ni eran ellos así como el templo el santuario, del mismo modo nosotros decimos que hay solamente una expresión del ‘un cuerpo’ y todo lo demás es secta, o herejía, facción (“Pues, en primer lugar, oigo que al reuniros en asamblea, hay divisiones entre vosotros; y en parte lo creo. Pues es necesario que haya facciones entre vosotros, para que sean manifestados los que son aprobados.” – 1ª. Corintios 11: 18 y 19 – VM). Muchos harán como hicieron en el día de Ezequías. Ellos reirán; pero algunos se humillarán, regresarán a Jerusalén, por así decirlo, el único centro designado divinamente, y ¡entrarán en Su santuario que Él ha santificado para siempre!
Conclusión
Nosotros hemos observado que la objeción contra la verdad de que el Nuevo Testamento no habla del ‘un lugar’, o que no existe una afirmación tal como ‘una sola expresión del ‘un cuerpo”, es un reparo basado en modos de expresión requeridos. Las cosas descritas de esta forma son enseñadas en el Nuevo Testamento. El hecho de que la verdad de que ‘la cena del Señor puede estar solamente sobre la mesa del Señor’ no está declarada de esa manera en el Nuevo Testamento también es cierto, pero nosotros hemos visto que esto es enseñado por el Nuevo Testamento, aun si el particular modo de expresión no es usado.
La verdad de que hay solamente ‘un lugar (espiritual)’ está implícito en el hecho de que hay ‘un solo cuerpo’. Nosotros necesitamos descartar nuestra falsa generosidad y nuestro objetar malicioso, y nuestro rechazo de la verdad; y pedir a Dios que abra nuestros ojos a la verdad del ‘un cuerpo’; y que nos de un entendimiento de Mateo 18:20, Mateo 23: 19 y 20, 1ª. Corintios 10 y 11, así como de Deuteronomio 12, 14, 16, 1º. Crónicas 22:1. 1º. Reyes 12 y 2º. Crónicas 30. Obviamente, hay otras Escrituras del Nuevo Testamento a las que no nos hemos referido concernientes a la iglesia en la tierra, las cuales se refieren a esto.
W. Kelly comentó, acerca del caso de las dos mujeres que se presentaron ante Salomón, ambas reclamando el niño, que una a la cual el niño no pertenecía, estuvo dispuesta a compartirlo, mientras que la madre verdadera prefería entregarlo completo a alguien más que dividirlo. Aquellos que no poseen la verdad son a menudo generosos con lo que no es de ellos.
Nosotros hemos visto que las verdades sacadas de la Escritura en este escrito fueron sostenidas y enseñadas por hermanos en los años 1800 (véase también los Apéndices) las cuales fueron usadas para desplegar mucha verdad. Las Escrituras enseñan aún estas mismas verdades y no parece haber necesidad en insistir en cambiar la verdad, excepto como un intento de librarse del pecado de herejía, es decir, del pecado de ser una secta (facción, disensión, bando) (1ª. Corintios 11:19). Pero meramente sostener esta verdad no nos preservará en la senda. “A este hombre empero miraré, a saber, al que es humilde y contrito de espíritu, y que tiembla ante mi palabra.” (Isaías 66:2 – VM).
Apéndice 1
Expresiones con Respecto A la Mesa del Señor
Las personas que son más generosas acerca de la mesa del Señor que acerca de su propia mesa hablan algunas veces de esta forma:
«La mesa del Señor, sin embargo, no es algo a lo que nosotros ‘venimos’, o ‘somos recibidos’, o ‘somos instalados’, o ‘nos congregamos alrededor’, o ‘somos quitados’.»
Este raciocinio es el resultado final de la siguiente idea errónea la cual es realmente la raíz.
«Ahora bien, yo pienso que se puede demostrar que todo hijo de Dios es un partícipe de la mesa del Señor, si bien puede no tomar la cena realmente, — pero comer el pan y beber la copa sería la expresión exterior de ella.»
El hecho de citar Hebreos 10:10 y Colosenses 1:20 en relación con esta afirmación para demostrar que estamos identificados con Cristo es totalmente irrelevante. Nuestra unión con Él, como un cuerpo, por medio de la morada del Espíritu, no demuestra nuestra relación con la mesa excepto en la mente de aquel que meramente afirma que ello es así. Todo creyente sellado está en unión con Cristo pero 1ª. Corintios 10:18 (y el contexto) demuestra expresamente y de manera concluyente que solamente aquellos que participan del pan están en comunión con la mesa del Señor. No hay nada difícil acerca de 1ª. Corintios 10:18. Lo que está mal es que ¡los Cristianos prefieren sus teorías!
1ª. Corintios 10:18 ha mostrado la falsedad de la segunda cita la cual es la raíz de la primera. Examinemos la primera. Nosotros no estamos preocupados meramente acerca de una expresión como ‘venir a’ (véase The Bible Treasury 15: 34 y 35) pero si un Cristiano desea estar en comunión con la mesa del Señor él debe hacerlo participando del pan y la copa (1ª. Corintios 10: 16 al 18). Él debe comenzar en algún momento dado. Él hace eso ahora con el consentimiento de otros que ya están participando. ¿Acaso no es él recibido a la mesa del Señor?
F. G. Patterson ha dicho bien,
Si una acción nueva del Espíritu de Dios causa a una compañía similar a la de Nehemías seguir desde Babilonia, ellos se alegran de recibirles al terreno divino que ellos mismos ocupan. Si la compañía similar a la de Nehemías viene, ellos encuentran ante ellos un remanente que había previamente, por gracia, ocupado la posición divina. Ellos debieron sumarse de buena gana y alegremente a lo que Dios había obrado — no hubo ningún terreno neutral — ningún segundo lugar. Ellos no se atreven a configurar otro, ello no sería nada más que un cisma, una división. Era el mismo Espíritu que había obrado, y el cual, si se Le seguía, no podía sino guiarles a la misma posición divina a la cual Él había guiado a otros. Cuán completamente esto desecha la voluntad del hombre; y la independencia de movimientos del día actual la cual no llega a aquello que Dios ha llamado a Su pueblo, a esforzarse “por preservar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz” (Efesios 4:3 – LBLA); porque “Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu,” ¡y solamente uno!
Cuan plenamente esto responde también a la pregunta que agita tanto las almas en los movimientos del día actual. Cuán imposible para esta nueva compañía de Judíos, (Nehemías) si era guiada por Dios, asumir que, debido a que ellos eran de Israel, ellos podían reunirse en alguna otra ciudad,
aparte de aquellos que fueron antes (Esdras); y tomar los principios divinos en la letra, y afirmar que ellos eran Judíos, y se habían separado de Babilonia, que ellos podían actuar de manera independiente de aquellos que se habían marchado anteriormente, y habían ocupado con anterioridad esa posición divina. Dicha posición era bastante amplia para todo Israel, y ciertamente los contemplaba (tal como la fe hace siempre) a todos. Pero como se trató de un regreso, ellos tuvieron el cuidado de mantener intacta su pureza y su carácter divino, rechazando la entrada a todo lo que no era apto para la presencia y nombre del Dios de Israel.
Ha sido una exitosa estratagema del enemigo — es triste decirlo — usar la verdad divina y bienaventurada de la Iglesia de Dios para ocultar lo que es realmente una división, un cisma, y apoyar una falsificación y, al igual que Janes y Jambres, engañar. Porque este no es un día de violencia — sino de engaño y resistencia a la verdad mediante la falsificación en las cosas divinas.
Es sencillo y evidente que los que han tenido gracia para separarse de los males de la Iglesia profesante, aunque son miembros de Cristo, no pueden usar esta gracia para repudiar lo que Dios había obrado en otros en esta forma antes que ellos. Si son guiados por el “un solo Espíritu”, ellos no pueden sino unirse de manera práctica en la unidad del Espíritu, con aquellos que han ocupado con anterioridad la plataforma divina; reconociendo alegre y agradecidamente lo que Dios había obrado, y siguiendo a donde el “un solo Espíritu” había conducido a sus hermanos antes que ellos, al nombre del Señor, como “un cuerpo”, para partir “un pan” ¡en recuerdo de Él! [49]
F. G. Patterson ciertamente no sostenía esa opinión de que la presencia del Señor estaba igualmente entre los reunidos en separación. La división (es decir, herejía, secta o facción) de aquellos ‘congregados’ es regresión; es divergencia. Aquellos que se separan de los que se congregan al nombre de nuestro Señor Jesucristo no se reúnen ya en el ‘un lugar espiritual’ partiendo el ‘un pan’ que está sobre la mesa del Señor.
Es verdad que ciertas expresiones son usadas a veces las cuales no transmiten alguna verdad que se encuentra en la Escritura, y debemos ser cuidadosos acerca de lo que decimos y cómo lo decimos. Sin embargo, rechazar un pensamiento meramente porque la Escritura no usa un cierto modo de expresión o frase, puede no tener más validez que negar la Trinidad porque la palabra ‘trinidad’ no es usada en la Escritura. Lo que se da a entender mediante la palabra trinidad se encuentra en la Escritura, y la objeción a la palabra es el resultado de una negación de la verdad con respecto a la Deidad.
De acuerdo con la opinión acerca de la mesa del Señor que tiene su origen en la generosidad humana, algunas veces la expresión ‘quitar de la mesa del Señor’ es rechazada así como ‘recibido a la mesa del Señor’. De hecho, 1ª. Corintios 5:11 nos muestra un Cristiano profesante a quien nosotros debemos rechazar un lugar a nuestra propia mesa en el hogar. Y con respecto a la mesa del Señor, nosotros preferimos la exposición Escritural de W. Kelly acerca de esta, la cual está fundamentada en un correcto entendimiento de 1ª. Corintios 10.
Él escribió:
“Quitad” — no de la mesa del Señor meramente, esto él no lo dice, sino “Quitad, . . ., de entre vosotros.” (1ª. Corintios 5:13). Esto es mucho más fuerte que expulsar de la mesa. Obviamente ello implica la exclusión de la mesa del Señor, pero de la de ellos también — “con el tal ni aun comáis.” (1ª. Corintios 5:11). [50]
Nosotros podemos ser quitados de la mesa del Señor así como ser recibidos a ella.
La mesa del Señor no es omnipresente; ella no está en todas partes donde hay Cristianos. Si en una ciudad Cristianos comienzan a congregarse al nombre de Cristo y comen la cena del Señor, la mesa está allí. No había comunión con ella antes (1ª. Corintios 10:18). La mesa no es algo que está en cualquier lugar y en todas partes. La cena y la mesa están relacionadas. Por lo tanto, cuando el partimiento del pan comienza, nosotros hablamos de la mesa establecida allí, teniendo en cuenta que hay una sola mesa, disfrutada por todos los congregados al nombre del Señor Jesucristo. Mediante la expresión ‘establecida’, nosotros no queremos decir una mesa independiente, sino que una expresión local del ‘un cuerpo’ ha comenzado.
Lo siguiente de J. N. Darby ha sido citado junto con las dos citas objetoras en el encabezamiento de este apéndice.
Si el amor a todos los santos no está presente en mi espíritu, yo rompo la unidad del cuerpo, si bien la guardo en la forma correctamente según la Escritura en la práctica exterior. Por otra parte, yo no puedo negar en la práctica lo que la Escritura enseña, y especialmente en aquello que es presentado como una señal de la verdad Escritural. Las palabras “mesa del Señor” son usadas para significar esa identificación con Él en la confesión que se encontraba en los sacerdotes siendo partícipes del altar, y en los paganos comiendo lo que había sido sacrificado a los ídolos. Yo no objeto, por tanto, usar “la mesa del Señor” como una expresión significativa de esto. Por eso ella abarca necesariamente, en cuanto a principio, a todos los que son Suyos. [51]
Citar esto con las primeras dos citas de arriba es ser tremendamente ignorante de la enseñanza de J. N. Darby, o bien demuestra una incapacidad para ver la verdad, o bien es un engaño. Probablemente, se trata de lo primero y de lo segundo. Es un sueño ocioso pensar que ello significa que J. N. Darby pensaba que todos los Cristianos son partícipes de la mesa del Señor. La cita misma dice lo contrario; y en la misma página él dice,
. . . Yo no podría reconocer, con la luz que tengo en cuanto a la unidad del cuerpo, que estas ordenanzas confesionales (N. del T.: Que pertenecen a una confesión o denominación religiosa o la defienden.) son la mesa del Señor; pero estoy muy dispuesto a creer que almas pueden ir allí con un sentimiento más profundo que yo mismo del amor del Señor de manera personal. [52]
Otra vez,
Siendo la unidad del cuerpo de Cristo el terreno asumido, todos los Cristianos tienen, en principio, un derecho para estar allí, siendo el nombre del Señor mantenido en cuanto a doctrina y disciplina. [53]
Obviamente, no todos los Cristianos son partícipes de la mesa del Señor. O, para expresarlo de otro modo, no todos los Cristianos están ‘a’ la mesa del Señor. Y nosotros hemos visto que el altar Judío, la mesa del Señor, y la mesa de los demonios denotan las tres comuniones características en el mundo y las uniones que ellas representan. Ellas abarcan en principio a los Judíos, a los Cristianos, y a los Gentiles respectivamente, si bien no todos están identificados con su respectiva comunión característica.
Apéndice 2
Puede Haber Solamente Una Expresión del ‘Un Cuerpo’
Nosotros hemos considerado algunas de las Escrituras que tienen que ver con este tema en el cuerpo de este escrito. A continuación, nosotros veremos que hubo un tiempo cuando muchos no tenían dificultad alguna con esta verdad.
J. N. Darby escribió:
Yo entiendo que la desavenencia surgió entre ustedes y Rotherham (es decir entre las reuniones Exclusivas en Hefield y Rotherham) a consecuencia de recibir ustedes a Goodall. Yo soy consciente de los hechos principales de su caso, porque yo participé en lo que sucedió, y permítanme poner ahora el caso tal cual está en cuanto a él. Yo lo expreso meramente como un principio. Él (o cualquier otro) es rechazado en Londres. La asamblea en Londres ha ponderado, y yo con ellos, el caso, y le hemos contado como excomulgado o en cisma. Yo expreso los dos casos, porque hablo del principio solamente. Yo participo en este acto, sostengo que él está fuera de la Iglesia de Dios en la tierra, estando fuera (en cualquier caso) de lo que ella representa en Londres; yo estoy obligado por la Escritura a considerarlo (sic) así. Yo voy a Sheffield; él parte el pan allí, y está — ¿en qué? No en la Iglesia de Dios en la tierra, porque él está fuera de ella en Londres, y no hay dos iglesias en la tierra, no puede haber, como para estar en una y fuera de otra. ¿Cómo puedo yo rechazar comer con él en Londres y (no obstante) partir el pan con él en Sheffield? ¿Tener una conciencia para Londres, y otra conciencia para Sheffield? Ello es confusión y desorden. Yo no entiendo que estoy equivocado al decir que ustedes recibieron a Goodall sin tener las razones o motivos del Priorazgo o de los demás hermanos en Londres. Si ustedes hubiesen tenido sus razones, el caso es sólo más sólido, porque ustedes han condenado deliberadamente la reunión en Londres y han rechazado su comunión; porque aquel que está afuera en Londres está adentro con ustedes. [54]
Esto fue citado como un reproche, obviamente. Ello está etiquetado como ‘Darbysmo’ por los que se oponen. Los hermanos tuvieron un solo pensamiento acerca de estas cosas en un tiempo. La independencia, o falsa generosidad, o rechazo de la verdad con el propósito de ocultar la seriedad del pecado es la razón para cambiar doctrinas, sean las personas conscientes de esto o no.
J. B. Stoney escribió:
Yo estuve en un lugar últimamente donde había cinco reuniones, y todas asumían estar en el terreno de este versículo (Mateo 18:20) y aun así cada una se oponía a la otra; no había ninguna correlación o comunión. Bueno, debe haber algo radicalmente defectuoso en el significado dado a este pasaje para admitir un estado de cosas semejante, y todo lo que yo tengo que decir es, que nosotros debemos aprender cuál es el significado correcto.
. . . la presencia del Señor de gloria, y que Él no puede estar con dos compañías opuestas una de la otra. [55]
F. W. Grant sostuvo la misma verdad Escritural acerca de esto tal como otros lo hicieron. Él escribió:
En el terreno de la iglesia de Dios, entonces, nosotros no podemos ser cuerpos Locales, ya sea confederados o independientes, ni rechazar reconocer de la manera más plena y más práctica los dos o tres que están en el mismo terreno en cualquier parte, ni (rechazar) aceptar el atar y el desatar de ellos como aquello que tiene la aprobación de Cristo. No se pretende infalibilidad, ya sea por nuestra parte o por la de ellos . . . [56]
Edward Dennett fue igual de directo acerca de ello. Él dijo:
Si estas preguntas pudiesen ser respondidas de manera afirmativa, entonces usted quizás podría CONCLUIR que ha encontrado la mesa del Señor; pero si no, no obstante lo aceptable y atractivo que podría parecer al principio, usted tendría que rechazarla igualmente con aquellos que están en el sistema denominacional alrededor. [57]
C. D. Maynard escribió:
Hay un solo pan, una sola mesa del Señor, así como no hay sino una sola Cabeza. Todas las sectas, por su existencia misma, lo niegan. El curso de acción del Sr. . . hace lo mismo. Si nosotros hemos estado guardando la unidad del Espíritu al rechazarle a él y a su grupo, entonces ellos deberían reconocer su desavenencia (su división) y ser restaurados; y si ellos han estado guardando esta unidad santa, entonces nosotros deberíamos hacer lo mismo. Amalgamar es reconocer que ambos tienen razón, es decir, reconocer correctamente la división. No hay diferencia alguna en cuanto a principio entre reconocer Mesas opuestas, y reconocer todas las sectas o facciones de la Cristiandad. [58]
F. G. Patterson sostuvo también la doctrina Escritural, y dijo:
Mesas de varias sectas y grupos en la iglesia profesante no podrían ser reconocidas como la “Mesa del Señor.” [59]
El extracto siguiente es citado de un escrito titulado Tunbridge Wells: Su Asunto Considerado:
El Sr. F. G. Patterson, uno de nuestros maestros más capacitados en los ‘años ‘setenta ‘del último siglo (N. del T.: la referencia es a la década de 1870), escribió: «Lo que la Escritura enseña es la competencia y el deber de cada asamblea de llevar a cabo su propia disciplina, bajo el Señor, el cual ha prometido Su presencia y guía en este asunto. “Donde están dos o tres congregados a mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.” {Mateo 18:20 – JND}. Yo estoy seguro que cuando dos o tres reuniéndose en piedad y verdad, llegan a la decisión delante del Señor en casos de disciplina, esa decisión es reconocida por el Señor, y la persona que es el sujeto de ella nunca conseguirá consuelo hasta que se someta a ella. Aquellos que se congregan en la práctica de esta verdad están siendo “solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz.” (Efesios 4:3). El Espíritu Santo constituye la unidad del cuerpo. Ellos están procurando andar en la comunión del Espíritu Santo — una Persona divina que no torcerá sus modos de obrar para con nosotros . . . Ninguno puede tener la práctica de esta verdad a menos que lo haga en la unidad del Espíritu, y con aquellos que han estado allí antes que ellos: es imposible tenerla públicamente estando apartado de ellos. La práctica común del día actual es aceptar los principios y términos divinos aparte del hecho de practicarlos. La escritura es muy convincente para esto.»
J. N. Darby escribió:
Y yo pienso que si alguno, por medio de la carne, se separase de dos o tres que están andando piadosamente delante de Dios en la unidad de todo el cuerpo de Cristo, ello no sería meramente una acción de división, sino que él se privaría necesariamente de la bendición de la presencia de Dios. [60]
Yo no podría ir a cualquier mesa disgregada como si fuera la del Señor. Las personas lo hacen y la llaman la mesa del Señor, obviamente; pero yo no la llamo así, pues si lo hiciera yo debería estar allí. [61]
A, H. Rule escribió:
Según el mismo principio, un hombre expulsado por pecado en Corinto estaba expulsado en otra parte. El acto de disciplina fue llevado a cabo en Corinto “en el nombre de nuestro Señor Jesucristo” (1ª. Corintios 5:4) y fue válido en Éfeso y en todo lugar, por la sencilla razón de que la autoridad del Señor Jesucristo en Corinto no debía ser desechada por la misma autoridad en Éfeso o en cualquier otro lugar. Este es un principio sencillo relacionado con la verdad de que la asamblea de Dios es una, con independencia de cuántas instancias locales de ella pueda haber en diferentes lugares. Hay un solo cuerpo, un solo Espíritu, una sola Cabeza y un solo Señor, cuya autoridad era la misma en cada asamblea local. Todo esto excluye la independencia, y demuestra que si hay varias compañías diferentes de hermanos en un lugar, reuniéndose, andando y actuando de manera independiente la una de la otra, algunas de estas, a lo menos, se han alejado en su posición y en su andar de la sencilla verdad de que la asamblea de Dios es una: Ellas no están guardando la unidad del Espíritu. Estos principios son bastante sencillos, y nosotros necesitamos solamente juzgarnos a nosotros mismos en la presencia del Señor para discernirlos. [62]
C. H. Mackintosh escribió:
Puede ser bueno agregar una palabra aquí para la guía de cualquier Cristiano cándido que puede encontrarse a sí mismo situado en circunstancias en las cuales él es llamado a decidir entre las pretensiones de diferentes mesas que parecen haber sido puestas sobre el mismo principio . . . Supongan, entonces, que yo me encuentro en un lugar donde dos o más mesas han sido establecidas; ¿qué debo yo hacer? Yo creo que debo investigar el origen de estas varias mesas, para ver cómo llegó a ser necesario tener más que una mesa. [63]
Estas son algunas de las afirmaciones que podrían ser citadas para mostrar que muchos se han apartado de la verdad una vez sostenida. Es la soberbia la que ha renunciado a estas verdades, aunque algunos intentarían hacer que parezca un orgullo mantener estas verdades. En Israel, aquellos que estaban en el reino del norte que se sometieron a la verdad del ‘un lugar’ “se humillaron” (2º. Crónicas 30).
A continuación hay unas pocas consecuencias del error de suponer que santos divididos pueden congregarse al nombre del Señor, aunque estén separados en división.
Estas consecuencias son:
- Que si el Señor está en medio de dos reuniones divididas de Cristianos, y ellos acuerdan mutuamente que tanto los unos como los otros están en lo correcto de Mateo 18:20, entonces, de acuerdo con Mateo 18:20, ellos están “congregados.” Pero esto es un escarnio de palabras porque es evidente que ellos no están juntos y por tanto no están “congregados.” Mateo 18:20 es aplicable a toda reunión en el mismo terreno en todas partes. Y si todas las reuniones en el mismo terreno estuviesen en una localidad, todas ellas estarían físicamente juntas también (si el tamaño lo permite). Pero esto evidentemente no es así con santos separados. Tal como hay muchos panes partidos en muchas reuniones y aun así hay un solo pan, del mismo modo Cristo está presente en muchas reuniones y aun así hay una sola Persona a la cual todos se congregan.
- Que si Cristo está en medio de reuniones separadas de santos, y dado que el Espíritu congrega, el Espíritu dirige a uno a esta reunión en separación de otro que es dirigido a esa reunión dividida. Esto hace que el Espíritu sea el instrumento de división.
- Que hay varias expresiones divididas del cuerpo, es decir, el ‘un cuerpo’ puede tener dos o más expresiones divididas, si acaso esta enseñanza es verdadera.
- Que los panes partidos en división expresan unidad.
Amados hermanos, todo este raciocinio contra la verdad es falsa generosidad o tiene el propósito de ocultar el pecado y la vergüenza de la secta, es decir, la división. Que Dios preserve, en toda mansedumbre y gracia, a Su pueblo deseoso de practicar estas verdades.
Apéndice 3
La Diferencia entre Cisma y Herejía
N. del T.: La palabra griega herejía, jáiresis, ha sido traducida de diferentes formas en las versiones españolas de la santa Biblia. Detallo algunas solamente para el mejor entendimiento del lector:
- En 1ª. Corintios 11:19
- Versión Reina Valera la traduce como “disensiones”
- La Biblia de Las Américas la traduce como “bandos”
- La Versión Moderna, traducción de H. B. Pratt (revisada en 1929) la traduce como “facciones”
Una secta es una herejía (1ª. Corintios 11:19) Es una ruptura pública como lo que es llamado a menudo una división, significando un quiebre en la comunión de tal modo que dos o más compañías existen donde sólo una existía anteriormente, y los santos, además, parten el pan en separación. Herejía es la palabra que la Escritura usa para describir una situación tal donde los santos se han desvinculado del ‘un solo’ lugar espiritual. Cisma describe otra cosa. De este modo, W. Kelly comentó, con respecto a 1ª. Corintios 11: 18 y 19 que:
Nosotros tenemos aquí importante ayuda para decidir la diferencia entre estos términos así como la naturaleza precisa de ellos. Cisma es una división dentro de la asamblea, si bien ellos permanecen aún en la misma asociación que antes, aun si están escindidos en pensamiento o sentimiento por una parcialidad o aversión carnales. Herejía, en su aplicación Escritural como aquí (no su uso eclesiástico), significa un bando o facción entre los santos, separándose del resto como consecuencia de un seguimiento aún más intenso de su voluntad propia. Un cisma adentro, si no es juzgado, propende a formar una secta o facción afuera, cuando por una parte los aprobados se hacen manifiestos, los cuales rechazan estos modos de obrar estrechos y egoístas, y por otra parte el hombre faccioso a sí mismo se condena, al preferir sus propios puntos de vista particulares a la comunión de todos los santos en la verdad. (Compárese con Tito 3: 10 y 11) [64]
Usar una concordancia para inquirir el uso de cisma y herejía en la Escritura mostrará la verdad de esta observación.
Algunos de los escritores arriba citados deberían haber usado la palabra herejía (disensión) cuando usaron cisma (desavenencia).
Observen bien que la Escritura no usa ningún otro término griego más que “herejía” para describir la separación (1ª. Corintios 11:19). No obstante, los seguidores de ciertos hombres se han unido ¡sin una palabra de confesión acerca de la disensión (herejía)!
Apéndice 4
La Presencia del Señor Y la Presencia del Espíritu
Algunas veces la presencia del Espíritu de Dios en la Iglesia es relacionada en algunas mentes con la presencia de Cristo según Mateo 18:20, de una manera que demuestra que Mateo 18:20 no es entendido. La iglesia fue formada en el poder del Espíritu (1ª. Corintios 12:13) uniendo creyentes a la Cabeza exaltada (Hechos 2: 32 y 33; 1ª. Corintios 12:12; 1ª. Corintios 6:17). Dios mora en la Iglesia por medio del Espíritu (Efesios 2:22). La asamblea (la iglesia) es el templo de Dios (1ª. Corintios 3:16) aunque el hombre puede, y lo hace, traer lo que es falso y usarlo para edificar sobre el fundamento (1ª. Corintios 3: 12 al 15). El Espíritu mora en la Iglesia. Cristo no mora en la Iglesia. La presencia de Cristo es condicional; la presencia del Espíritu es incondicional. La condición para la presencia de Cristo es presentada en Mateo 18:20. Cristo está presente solamente donde la condición se cumple. Su presencia denota que el terreno de reunión es correcto. La presencia del Espíritu no sanciona nada.
El Espíritu sella a todos los que descansan en la persona de Cristo y Su obra acabada, para el perdón de pecados (Efesios 1: 13 y 14). Recibiendo el mismo Espíritu Santo de la promesa hoy (Efesios 1: 13 y 14) tal como lo recibieron los discípulos en Pentecostés (Hechos 2: 32 y 33), nosotros llegamos a ser parte del cuerpo formado una vez para siempre en Jerusalén (Mateo 3:11; Lucas 24:49; Hechos 1: 4 y 5; Hechos 2: 32 y 33; 1ª. Corintios 6:17; 1ª. Corintios 12: 12 al 14). El Espíritu nos haría practicar la verdad de que “Hay un solo cuerpo” (Efesios 4: 3 y 4 – LBLA) y por lo tanto, Él no puede reunirnos en división. Él traería a cada uno al ‘un’ centro espiritual donde Cristo está en medio de Sus santos congregados a Su nombre.
C. H. Mackintosh dijo:
Nosotros debemos dar una mirada ahora brevemente a nuestro tercer punto, a saber, cuál es el poder mediante el cual la asamblea es congregada. Una vez más el hombre y lo que él hace son desechados. No es la voluntad del hombre escogiendo, ni la razón del hombre descubriendo; ni tampoco el juicio del hombre dictaminando; ni la conciencia del hombre demandando; es el Espíritu Santo reuniendo almas a Jesús. Así como Jesús es el único centro, del mismo modo el Espíritu Santo es el único poder que reúne. Uno es tan independiente del hombre como el otro. Es “donde están dos o tres congregados.” No dice ‘donde se encuentran o están presentes dos o tres’. Las personas pueden reunirse alrededor de cualquier centro, o cualquier terreno, por cualquier influencia, y meramente formar una sociedad, una asociación, una comunidad. Pero el Espíritu Santo reúne almas salvadas solamente a Cristo . . .
Esta es una verdad muy sencilla. Un alma guiada por el Espíritu Santo se reunirá solamente al nombre del Señor, y si nosotros nos reunimos a alguna otra cosa, sea ella un asunto de la verdad, o alguna u otra ordenanza, nosotros no estamos, en cuanto a eso, guiados por el Espíritu Santo. No se trata de una cuestión de vida o salvación. Miles son salvados por Cristo que no Le reconocen como centro de ellos. Ellos se reúnen a alguna forma de gobierno eclesiástico, alguna doctrina favorita, alguna ordenanza especial, algún hombre dotado. El Espíritu Santo jamás reunirá al santo a ninguno de estos. Él reúne solamente a un Cristo resucitado. Esto es cierto acerca de toda la Iglesia de Dios en la tierra; y cada asamblea local, dondequiera que se reúna, es la expresión del todo. [65].
Véase asimismo:
- The Present Testimony 2:154, 155 (1850).
- Helps By the Way, New Series 2:208 (1880).
- E. Dennett, Twelve Letters to Young Believers, p. 64.
- Bible Witness and Review 3:394 (1881).
Apéndice 5
Un Lugar en el Futuro
Aquellos para los cuales este tratado está escrito reciben el testimonio de la restauración futura de Israel. Antes que el Mesías reine delante de sus ancianos en gloria (Isaías 24:23), dos terceras partes de Israel en la tierra habrán sido exterminadas (Zacarías 13: 8 y 9 – VM). Antes que cualquiera de esos vueltos a reunir de las 10 tribus entre en la tierra, los rebeldes de entre ellos habrán sido ejecutados (Ezequiel 20:38). La impiedad de Jacob será quitada así y todo Israel será salvo (Romanos 11:26).
Jerusalén será escogida nuevamente (Zacarías 1:17; 2:12). La gloria-nube que una vez se apartó de Jerusalén por la puerta oriental (Ezequiel 10), denotará una vez más la gloria del Dios de Israel. La gloria de Jehová regresará a Su casa por la puerta oriental (Ezequiel 43:4) y esa gloria postrera será mayor que la primera (Hageo 2:9). Es evidente que habrá también ‘un lugar’ en el futuro. Sea ese lugar geográfico para un pueblo terrenal, o un lugar espiritual para un pueblo celestial, este debe ser ‘un solo lugar’, puesto que eso es enseñado en la Escritura y sólo esto es consistente con la unidad de Dios. Por lo tanto, la declaración final de la visión de Ezequiel de la ciudad y su orden es: “Y el nombre de la ciudad desde aquel día será Jehová-sama {Jehová está allí}.” (Ezequiel 48:35).
( Fuente )
Huebner, Roy. Practicing the Truth that “There is One Body” in View of Division. Jackson, New Jersey, Present Truth Publishers, 2010.
Traducido del Inglés al Castellano por B.R.C.O, (febrero – abril, 2017)
Notas del traductor:
Todas las citas bíblicas se encierran entre comillas dobles (“”) y han sido tomadas de la Versión Reina -Valera Revisada en1960 (RVR60) excepto en los lugares en que, además de las comillas dobles (“”), se indican otras versiones, tales como:
JND = Una traducción literal del Antiguo Testamento (1890) y del Nuevo Testamento (1884) por John Nelson Darby (1800 -82), traducido del Inglés al Español por: B.R.C.O.
LBLA = La Biblia de las Américas, Copyright 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation, Usada con permiso.
VM = Versión Moderna, traducción de 1893 de H. B. Pratt, Revisión 1929 (Publicada por Ediciones Bíblicas – 1166 PERROY, Suiza)
- Collected Writings14:197.
- The Bible Treasury 15:34 (1884).
- Notes on Deuteronomy, 2:200-202.
- W. Kelly, Lessons (sic) on Chronicles, pp.100-102.
- C.H.M., Unity: What Is It? and Am I Confessing It?, pp. 15-17
- Véase Precious Truth Revived and Defended Through J. N. Darby, vol. 2, 1845-1850.
- Algunos comentarios adicionales acerca de Apocalipsis 2 y 3 se encuentran en An Exposition of 2 John With Some Comments on Gal. 5:9 and Rev. 2 & 3, disponibles en el sitio web del editor: http://www.presenttruthpublishers.com
- Collected Writings 8:25.
- Collected Writings 33:35.
- Collected Writings 14:197. Énfasis añadido.
- Collected Writings 3:367. Énfasis añadido.
- Collected Writings 20:321.
- Collected Writings 20:254.
- Collected Writings 20:320.
- Collected Writings 14:31.
- Collected Writings 4:225.
- Letters 2:208. — Lo que sigue a continuación yo lo cito del escrito de W. Kelly, Acerca de “La Iglesia” en una Localidad, Ciudad, o Pueblo, no por simpatizar con su propósito, sino porque está de acuerdo con lo que hemos estado considerando: “Que pueden haber existido varias compañías en esa gran ciudad {Roma}, incluso entonces, no era de ningún modo improbable; los versículos 14 y 15 (del capítulo 16 de la Epístola a los Romanos) parecen indicar grupos; y hay, además, muchos nombres registrados en el capítulo, no conectados con estos versículos o con el versículo 5 (Romanos 16:5), donde oímos expresamente acerca de la asamblea en casa de Priscila y Aquila. Con todo, la analogía de Jerusalén, por no mencionar otra, no solo garantizaría sino que requeriría la conclusión de que, cualquiera que hubiese sido el número de compañías reuniéndose en Roma, todos los santos en esa ciudad formaban la asamblea allí. Por supuesto que se trataba de ‘la asamblea’ en esta casa, y ‘la asamblea’ en aquella otra; pero los santos como un todo constituían ‘la iglesia en Jerusalén’, Éfeso, Roma, etc., como pudiese ser el caso. Todos estaban en un único terreno divino; y éste permanece para nosotros. De haber habido ‘iglesias’ en Jerusalén sin una acción conjunta, no se habría tratado de ‘la’ asamblea sino de ‘una’ asamblea aquí y otra allá, no de unidad sino de independencia, el más opuesto de todos los principios a aquel principio de la iglesia de Dios.”
- Letters 3:432
- Collected Writings 3:367n (1849); el énfasis es mío.
- Notes on 1 Corinthians, p. 178.
- Letters of J. N. Darby 1:398 (1865).
- Letters of J. N. Darby 1:87.
- Notes and Jottings, p. 451.
- Collected Writings 4:206.
- Letters of J. N. Darby 3:306.
- Collected Writings 26:253.
- Letters of J. N. Darby 1:88.
- Collected Writings 20:76; 29.
- Collected Writings 20:43.
- Letters 2:244.
- Letters 1:454.
- Collected Writings 33:34.
- The Christian Friend and Instructor, pp. 221, 222 (1888).
- The Bible Treasury 12:185 (1878).
- The Bible Treasury 15:34 (1884).
- Paul’s Doctrine, p. 147.
- Paul’s Doctrine, p. 31.
- Thoughts on the Lord’s Supper, p. 14.
- Lectures on the Church of God, p.157, Morrish edition.
- The Bible Treasury 15:35 (1884).
- Letters of J. N. Darby 3:447 (1877).
- Letters of J. N. Darby .3:243 (1844).
- The Bible Treasury 15:23 (1884).
- Where Am I, and Why Am I There? p. 9 (1857). Disponible del editor.
- Aids to Believers, p. 56. Una edición más reciente está disponible ahora del editor.
- Ministry of G.V.Wigram. 2:85.
- The Present Testimony 4:159 (1853).
- The Bible Treasury, New Series 4:94 (1902)
- Paul’s Doctrine and Other Papers, pp.124, 125 (about 1870).
- Lectures Introductory to the Epistles of Paul, London: W.H. Broom, p. 61, 1869.
- Letters of J. N. Darby 3:447.
- Letters of J. N. Darby 3:447, 1877. See also 2:410.
- Letters of J. N. Darby 1:370, 1877.
- Citado por W.B. Neatby, A History of the Plymouth Brethren, pp. 225,226. YO he citado esto exactamente como está en la fuente.
- Lessons of the Sanctuary, pp. 2,10, 1889.
- “The Ground of the Church of God, and What It Implies,” The Bible Treasury 12:282, 1879.
- Twelve Letters to Young Believers, p. 30, 1877.
- How Mr. Kelly Came to Be Outside, 1904. (De qué manera el Sr. Kelly llegó a estar afuera, 1904)
- Helps By the Way, New Series 2:13, 1880. Edited by F. W. Grant and C. Wolston.
- Letters of J. N. Darby 1:87.
- “Notes of a Reading on 1 Cor.,” Collected Writings 26::380 (Morrish ed.).
- Selected Ministry of A.H. Rule 2:204. Véase asimismo las páginas 138, 194, & 195 de este libro.
- Thoughts on the Lord’s Supper, p.16
- Notes on 1 Corinthians, in loco (en el lugar).
- . “The Assembly of God,” Misc. Writings, vol.3, pp..34, 35.