Una traducción de una porción de ministerio escrito por Henri L. Rossier
Jueces 9:7-13
Y habiéndoselo dicho a Jotam, éste se fue y púsose sobre la cumbre del monte Gerizim; y alzando la voz, clamó, y les dijo: Oídme, señores de Siquem, para que os oiga Dios.
Una vez los árboles fueron a ungir rey sobre sí; y dijeron al olivo: Reina tú sobre nosotros. Más el olivo les contestó: ¿Tengo acaso de dejar mi grosura, con la cual en mí se honra a Dios y a los hombres, por ir a ondular sobre los árboles?
Entonces dijeron los árboles a la higuera: Ven tú, reina sobre nosotros. Más la higuera les respondió: ¿Tengo acaso de dejar mi dulzura y mi buen producto, por ir a ondular sobre los árboles?
Dijeron los árboles a la vid: Ven tú, reina sobre nosotros. Más la vid les respondió: ¿Acaso tengo de dejar mi vino nuevo que alegra a Dios y a los hombres, por ir a ondular sobre los árboles?
Algunos apuntes:
- El aceite = la unción y el poder del Espíritu Santo
- El buen producto = el fruto = las buenas obras cuales Dios había preparado antes (Efesios 2:10
- El vino nuevo = la alegría de la comunión con Dios
El mundo para la Iglesia es lo que las naciones fueron para Israel. Si cedemos a sus solicitudes, nosotros abandonamos nuestro aceite, nuestro fruto, y nuestro vino nuevo.
Encontrémonos nosotros también, como él, parados en el monte de la bendición – en un camino de la separación de la maldad. Ahí probaremos todo lo que los árboles de Dios ofrecen. Él que disfruta de estas cosas, exclama, “¿tengo acaso de dejarlas?”